¿No sabía de lo que hablaba? ¿Acaso no era el mismo Thor de las noticias? O sea, estaba al tanto del multiverso, de las otras líneas temporales y demás... además por su respuesta, habría llegado hasta allí por accidente. Reflexionaba todo esto mientras daba otro sorbo, dejando pegados sus labios al cristal del recipiente sin dejar de observarlos a él y al resto de los espectadores.
La seriedad no duró mucho en el rostro de la rubia, era casi imposible cuando la sonrisa del asturiano era tan radiante y su voz animosa tan estridente y poderosa como un rugido. Tampoco podía evitar imaginar cada cosa que salía de su boca, pero... si estaba ahí por error, no debería de ser tan público. No tardarían en llamar la atención de los medios, ni del gobierno. Por lo menos tenía la certeza de que era uno de los buenos.
Llegué a este Universo hace.. hace inviernos. Sin embargo, el día de hoy finalmente encontré la Tierra. Las coordenadas son distintas a las de la Tierra que conozco.
Bebió más, la cantidad de cerveza que él puede beber es algo que enloquecería a cualquier hombre mortal. Seguramente atraerán la atención de más que solo espectadores. Pero eso es inconsecuente para el Dios del Trueno.
Verás. Estaba enfrentándome a una temible criatura que amenazaba con comerse el tejido mismo del espacio. Nuestra batalla fue mítica. Y al derrotarla, la fuerza de la explosión me llevó a un agujero de gusano. Y por coincidencia, terminé en vuestras manos, Dinah.
Agradeció el gesto, que sea tan buena compañía como es de buen ver. Después de chocar las jarras de vidrio templado, el potente Dios bebió todo el líquido como si fuese agua. Y como es de esperarse..
¡Otra! Que sigan llegando. Que los salones del Valhalla nos miren con orgullo.
Invitó a los que estaban mirando a unírseles. Los confiados, levantaron sus botellas de cerveza. Los que no solo voltearon a otro lado, incómodos por la actitud tan sobresaliente del guerrero. Entre tragos y celebraciones, se tomó el tiempo para calmarse y responder tal pregunta.
Nay. Yo provengo de Asgard, es uno de los Reinos de Dioses. Habitado por los Aesir,... En términos de ciencia, puedes decir que es una dimensión de bolsillo. Un plano distinto a este.
Explicó, narrando un poco sobre su origen. Con tanta certeza y sorprendente entendimiento. Adora hablar de su tierra n
— Skol! —intentó pronunciar lo mejor que pudo, recordando los brindis como los pronunciaba de una famosa serie de vikingos. A su vez, chocó su respectivo jarrón contra el ajeno y lo empinó contra su boca, dándole un buen sorbo.
— ¿Cuándo llegaste a la Tierra? ¿No tu "sede" queda en Nueva York?
Tuvo que palmear dos veces el antebrazo musculoso del rubio para llamar su atención desde que tomó un lugar frente a la barra. Se le veía fascinado desde que Salvador, el barman en turno, le llenó el tarro.
La rubia le indicó una mesa para dos un tanto alejada del escenario. Era de esperarse que el Asgardiano se convirtiera en el blanco de las miradas, por ahí ya se habían hecho presentes los flashes de los.móviles de los civiles.
— Nada de fotografías —dijo al oído de la garzona que acercó hasta su mesa una cubeta llena de cervezas. Pronto se quitó la chaqueta de cuero y la acomodó en el respaldo de su silla, dejando hombros y clavícula al descubierto.
Su voz resuena por el lugar. El Asgardiano tomó su debido lugar cerca de la barra, pidiendo el tarro de cerveza más grande que pueden servir en el lugar. Su encantadora guía, por supuesto, estaba en todo momento con él. El mesero (Algo intimidado por el Vikingo Espacial) sirvió las bebidas tan pronto como pudo. Ocasionando una sonrisa en el heroíco hombre, quién se volteó a hacer contacto visual con la mujer de curvas y vestido negro.
¡Por los encuentros. Por Midgard. Y por las buenas bebidas!
No, aún no olvida que ella tiene preguntas. Y él proveerá con respuestas. Después de todo, le ayudó a conseguir buena bebida y un ambiente apropiado.
— Sólo Dinah está bien. —sonrió mientras estrechaba la manaza del soberano de los Diez Reinos. Cabía destacar que por un instante llegó a pensar que le rompería los huesos, pero sobrevivió a su saludo. Si él no quería cambiar su atuendo, quién era para obligarlo. Ella era una mujer preciosa, despampanante con esas curvas y el vestido negro que las remarcaba bien.— Claro, permanece a mi lado o podrías perderme entre tanta gente. —Recomendó, indicándole que cruzaran la calle.
— Hay un lugar por aquí cerca, solía cantar allí cuando venía a la capital por... servicio. Sirven tragos tan buenos que hasta a ti te gustarán. Si no te molesta, me gustaría hacerte algunas preguntas.
Así estoy bien, Dinah Lance. Es el atuendo del Rey de Asgard.
Es poco decir que destaca, tanto por su físico como por su vestimenta. Como Vikingo de fantasía. Más la lleva con orgullo. Además.. pocas ropas "Normales" le quedarían pequeñas. Simplemente es un hombre de otra talla. Esto quedaría en claro cuando el nórdico apretó la mano de la señorita. Fue un saludo casual, pero el Dios del Trueno lo recordaría, pues es solo cortesía tener en alta estima aquellos que te dan la bienvenida.
Muestra el camino a la cerveza, Dinah Lance. Yo te seguiré de cerca.
Y a menos que quieras llamar la atención, te recomendaría cambiarte de... ropa..—Dijo mirándole de arriba a abajo, evitando reír a todas costa por lo mucho que desentonaba con esa armadura puesta. Y ni hablar de su majestuoso martillo. Igual no era como si con ropa normal no fuese a sobresalir. En fin, después de presentarse le ofreció su mano a modo de saludo.— Vamos.
Aye. Eso sería adecuado. Espero sea una bebida fuerte y la sirvan por montones. Hasta ahora no he visto los medios que mencionas. Pero no os preocupeis. Thor es el guardián de la Tierra, en esta y todas las realidades.
¿Me dará el placer de acompañarme en este festejo, doncella de ojos seductores?
