Su respuesta sonó tan "inofensiva", que casi se la creyó. Frunció sus carnosos labios y enarcó una ceja, mirándole con incredulidad mientras removía algunos escombros con el pie, ensuciando la punta de su bota de polvo.

Había terminado su investigación del día. Descruzó los brazos y se relamió los.labios, guiando una mano nuevamente a su cabellera, pero esta vez para revolverla ligeramente.

— Roy no está en la ciudad. No que yo sepa —añadió, sin agregar que se fue a una misión a Seattle con Ollie.— Debes estar cansado por el viaje, en casa no hay "chicas lindas", pero hay comida. —Indicó en lo que despejaba sus redondas caderas del muro, girándose para seguir su camino por ese callejón.— Tú dices.