—No le hizo más preguntas, tomó su mano con firmeza y la atrajo hacia si, el aire frío estaba calándole hasta los huesos.
Caminó con ella un momento, hasta que el silencio le fue insoportable y tuvo que decir algo para cortar la tensión.—

¿Te gustaría que compráramos algo para cenar? Quizá un poco de pasta... ¿Un helado para ti?

—A veces creía que aquelloque le arrancaba la concentración tenía que ver con él, sus miradas no se cruzaban muy seguido, como si lo evadiera lo más posible.—

¿Qué? ¿Algo malo? No, no, claro que no. No pasó nada Ferdinand, son suposiciones tuyas.

—Comentó aquello claramente molesta, pero no con él, sino que consigo misma. Ferdinand la conocía demasiados bien y era evidente que estaba alterada por algo que no quería decir y que tenía estrecha relación con su visita a la estación de policía. Finalmente suspiró resignada y tomó de la mano del varón para volver por el sendero que daba hacia el pueblo.—

Llevas días con la mirada perdida, desde que fuiste de pasada a la estación... ¿Pasó algo malo con Toker? —De hecho, tenía unos minutos hablándole y ella parecía estar demasiado sumergida en sus pensamientos.—