¿Qué haría sin ti? —Sus ojos se clavaron profundamente en ella, queriendo leer su alma, buscar bajo esa máscara de detective calculadora.— Estaría totalmente perdido.

Sin ti no habría luz en mis días, no podría volver a sentirme vivo, a creer que el mundo vale la pena porque hay gente como tú en él. Sin ti... Perdería la última oportunidad que tengo de enamorarme.

¿Matarme? Ferdinand, ¿Qué harías sin mí? No sé si sea una buena idea matarme, después de todo.

—Sonrió confiada, como si tuviera aquel juego en sus manos y pudiera ganar. Mantuvo la mirada sobre él un poco más con el objetivo de ponerlo nervioso y que confesara de una vez por todas su "crimen".—

—Ya conocía perfectamente aquellos ojos de interrogatorio, no lo intimidaban de la manera en que ella lo haría en un sospechoso. De hecho, le gustaban.— Es un secreto, detective, si lo dijera... Tendría que matarla.

¿Dan ganas de...?

—Lo miró casi como si fuese un sospechoso, siempre le intrigaba sabe lo que pensaba y seguramente aquello lo dijo pensando en voz alta.—

¿De qué tiene ganas, señor Lund?

Te resalta el lado más tierno que posees, dan ganas de... —Sonrió ligeramente avergonzado.—

¿En verdad te gusta? Me alegra, es mucho más colorido del que suelo usar normalmente. Y si tú me das el visto bueno, creo que lo usaré más seguido.

Vaya, este tiempo fuera te sirvió para pribar diversos estilos en ti. Este me gusta mucho, te ves adorable.