« Back to Album · Next »
Newest First | Oldest First
1-10 of 12
(...) literalmente en los huesos.
«¡BATWOMAN!», se le escuchó gritar cuando sus zafiros se abrieron de par en par, escuchando a su prisionero reír, y luego con ese efecto efervescente brotar con el gesto. "¡No!".
— ¿QUIÉN LOS ENVIÓ? ¿Cuál era su propósito? —pero la risa se hacía cada vez más terrorífica. El sujeto era ya prácticamente un cadáver, el cuál Diana agitó con su Lazo antes de que terminara por disolverse.
«¡No entres a la Planta! ¡Es una trampa!», advirtió con desesperación, cuando ya no quedaron mas que cenizas cuando las patrullas rodearon el lugar por fuera, haciendo mil preguntas. La Mujer Maravilla no atendió ninguna, sólo advirtió no atravesar las rejas, cuando salió disparada hacia el cielo, en busca de Batwoman.
«¡BATWOMAN!», se le escuchó gritar cuando sus zafiros se abrieron de par en par, escuchando a su prisionero reír, y luego con ese efecto efervescente brotar con el gesto. "¡No!".
— ¿QUIÉN LOS ENVIÓ? ¿Cuál era su propósito? —pero la risa se hacía cada vez más terrorífica. El sujeto era ya prácticamente un cadáver, el cuál Diana agitó con su Lazo antes de que terminara por disolverse.
«¡No entres a la Planta! ¡Es una trampa!», advirtió con desesperación, cuando ya no quedaron mas que cenizas cuando las patrullas rodearon el lugar por fuera, haciendo mil preguntas. La Mujer Maravilla no atendió ninguna, sólo advirtió no atravesar las rejas, cuando salió disparada hacia el cielo, en busca de Batwoman.
(...) Tan oscura era aquella zona que, aún no alcanzaba a verlos bien. Los dos sujetos que se le arrojaron encima no tardaron en ser derribados por la princesa guerrera. Ni siquiera los dejó chillando o retorciéndose del dolor en el suelo, sino que los dejó inconscientes.
— ¡Entréguense a la justicia! —demandó, sin dejar de florear su Lazo cuando demandó al tercero y luego al cuarto. Cuando el más robusto de ellos la encaró, siendo tanto o más alto que ella, Diana miró horrorizada cómo su rostro había adquirido un tono grisáceo y poco a poco se derretía como el helado al sol. "¿Qué...?", lo desarmó con su lazo, rodeándolo por la cintura, aprisionando hasta sus manos, ejerciendo tal presión que lo obligó a arrodillarse Ante a ella.
Estaba por acotar algo cuando escuchó un sonido burbujeante a su alrededor. Volteó la mirada hacia cada uno de los que acababa de desarmar. Todos expulsaban una espuma amarillenta de la boca mientras su piel se consumía hasta dejarlos (...)
— ¡Entréguense a la justicia! —demandó, sin dejar de florear su Lazo cuando demandó al tercero y luego al cuarto. Cuando el más robusto de ellos la encaró, siendo tanto o más alto que ella, Diana miró horrorizada cómo su rostro había adquirido un tono grisáceo y poco a poco se derretía como el helado al sol. "¿Qué...?", lo desarmó con su lazo, rodeándolo por la cintura, aprisionando hasta sus manos, ejerciendo tal presión que lo obligó a arrodillarse Ante a ella.
Estaba por acotar algo cuando escuchó un sonido burbujeante a su alrededor. Volteó la mirada hacia cada uno de los que acababa de desarmar. Todos expulsaban una espuma amarillenta de la boca mientras su piel se consumía hasta dejarlos (...)
"Esto es Gotham, después de todo", pensó tras ponerse de pie de un salto. Hubo una segunda explosión en el mismo lugar que la hizo fruncir el ceño mientras se ajustaba la bolsa al cinto. Después vio la ardiente melena de la vigilante perderse entre la oscuridad del vacío.
La Amazona se elevó en el aire, viendo cada vez más lejos los destellos rojos de los largos cabellos de Kate entre los edificios. Ni bien la escuchó, asintió para sí misma y atravesó las calles como una bala.
«¡LOS VEO!», gritó mientras esquivaba la espesa nube de humo verdoso que brotaba del techo roto de la planta, y se expandía por los cielos. «Déjamelos a mí.», murmuró, ya escuchando las sirenas cada vez más cerca.
Más de cinco hombres se abarrotaban entre las rejas traseras de la fábrica, gritando como si los estuvieran matando, luchando por salir se empujaban y maldecían los unos a los otros.
La Mujer Maravilla aterrizó con gracia a pocos metros de los mencionados, floreando su Lazo de la Verdad.
La Amazona se elevó en el aire, viendo cada vez más lejos los destellos rojos de los largos cabellos de Kate entre los edificios. Ni bien la escuchó, asintió para sí misma y atravesó las calles como una bala.
«¡LOS VEO!», gritó mientras esquivaba la espesa nube de humo verdoso que brotaba del techo roto de la planta, y se expandía por los cielos. «Déjamelos a mí.», murmuró, ya escuchando las sirenas cada vez más cerca.
Más de cinco hombres se abarrotaban entre las rejas traseras de la fábrica, gritando como si los estuvieran matando, luchando por salir se empujaban y maldecían los unos a los otros.
La Mujer Maravilla aterrizó con gracia a pocos metros de los mencionados, floreando su Lazo de la Verdad.
KK1550443 · F
(...) [code]«Vamos, es la Planta de Procesamientos Químicos.»[/code] Desde que supo que la amazona se quedaría en su ciudad, había adaptado un canal de comunicación para hablar con ella a distancia, como con todos los demás vigilantes de la ciudad.
Sólo un fuerte tirón con cada brazo hizo falta para moverse rápidamente por unas cuántas centenas de metros, antes de aterrizar en pie y luego sentarse sobre su moto que ya se encontraba en veloz movimiento.
[code]«¿Puedes ver desde arriba si están escapando?»[/code] La ventaja de tener a Diana con ella era que tenía ojos sobre todo, sobrevolando, calculando cuántos y por dónde escapaban, si tomaban varios caminos, y así cubría mucho más terreno en cuestión de segundos.
Sólo un fuerte tirón con cada brazo hizo falta para moverse rápidamente por unas cuántas centenas de metros, antes de aterrizar en pie y luego sentarse sobre su moto que ya se encontraba en veloz movimiento.
[code]«¿Puedes ver desde arriba si están escapando?»[/code] La ventaja de tener a Diana con ella era que tenía ojos sobre todo, sobrevolando, calculando cuántos y por dónde escapaban, si tomaban varios caminos, y así cubría mucho más terreno en cuestión de segundos.
KK1550443 · F
No pudo evitar sonreír al ver la segunda bolsa, agradecida por tener ese "meal break" en tan solitaria noche, algo que ni siquiera ella previó, pues no había llevado consigo ni un caramelo.
Tomó una de las papas y se la llevó a la boca, apenas dándole tiempo a masticar y tragar antes de escuchar la alarma. Sus propias alertas se activaron, buscó con el visor del antifaz que con pequeñas señalizaciones digitales ubicaba y señalaba el origen de la alarma.
—Parece ser... —La explosión que se hizo escuchar fue suficiente para que, apoyando sus dos manos sobre el asiento de concreto que había tomado, elevara su cuerpo hasta apoyar sus pies y así diera lo que pareció un rápido y fuerte salto hacia el vacío, pero el gancho que usaba para balancearse entre edificios no tardó en aparecer (...).
Tomó una de las papas y se la llevó a la boca, apenas dándole tiempo a masticar y tragar antes de escuchar la alarma. Sus propias alertas se activaron, buscó con el visor del antifaz que con pequeñas señalizaciones digitales ubicaba y señalaba el origen de la alarma.
—Parece ser... —La explosión que se hizo escuchar fue suficiente para que, apoyando sus dos manos sobre el asiento de concreto que había tomado, elevara su cuerpo hasta apoyar sus pies y así diera lo que pareció un rápido y fuerte salto hacia el vacío, pero el gancho que usaba para balancearse entre edificios no tardó en aparecer (...).
(...) Pero justo cuando intentaba ver a través de su máscara, deduciendo cómo sería su mirada, el sonido de una alarma comercial inundó las calles. Lo primero que hizo fue guardar lo que quedaba de sus alimentos de vuelta en su bolsa. No conocía tan bien la ciudad para saber exactamente dónde, pero claramente alguien había irrumpido a la fuerza. Apenas llegó a sus oídos el sonido de las sirenas, se escuchó una explosión.
Una segunda bolsa yacía al costado de la amazona, la tomó y se la mostró a la pelirroja, guiñándole un ojo. Lo primero que extrajo fue una papa frita y se la fue comiendo lentamente. A esa altura, el gélido viento nocturno ondeaba su larga melena negra. De vez en vez se aseguraba de tener bien colocada su tiara y se pasaba por la espalda los cabellos rebeldes.
— Comprendo. No hay una labor más noble que la de quien hace las cosas desinteresadamente, sin buscar reconocimiento —dicho esto, dio una primera mordida a su hamburguesa, enfocando su mirada en uno de los edificios más altos de la ciudad, uno que cambiaba de color cada tantos minutos, tratando siempre de adivinar cuando sería el siguiente. La compañía de la vigilante le inspiraba cierta paz, hicieran lo que hicieran, estuvieran donde estuvieran—. Gracias, así será —volteó a verle y asintió. Por supuesto que aceptaría su ayuda. Cada vez se sentía más cercana a ella. (...)
— Comprendo. No hay una labor más noble que la de quien hace las cosas desinteresadamente, sin buscar reconocimiento —dicho esto, dio una primera mordida a su hamburguesa, enfocando su mirada en uno de los edificios más altos de la ciudad, uno que cambiaba de color cada tantos minutos, tratando siempre de adivinar cuando sería el siguiente. La compañía de la vigilante le inspiraba cierta paz, hicieran lo que hicieran, estuvieran donde estuvieran—. Gracias, así será —volteó a verle y asintió. Por supuesto que aceptaría su ayuda. Cada vez se sentía más cercana a ella. (...)
KK1550443 · F
—Vaya... —No pudo evitar sentirse agitada cuando cayó en cuenta de que había vuelto a perder la noción del tiempo de manera magistral. No le sucedía con misiones, con ella era sumamente metódica y controlada, pero cuando se trataba de eventos sociales o su vida personal, era un desastre. No era difícil para un Kane enterarse de los eventos que tenían algo que ver con las propiedades de los Wayne, y vicecersa, pero agradecía en silencio ahora que Diana la invitase, o no podría perdonarse el no asistir.
Su olfato la llevó a volver a girar su rostro hacia ella y ver ese colorido logo. —¿Trajiste suficiente para ambas? —Agregó bajo, sin querer interrumpir el tema principal—. Es una labor increíble, Diana. Permíteme ayudar también. No quiero que mi apellido se escuche, pero sí deseo contribuir.
Su olfato la llevó a volver a girar su rostro hacia ella y ver ese colorido logo. —¿Trajiste suficiente para ambas? —Agregó bajo, sin querer interrumpir el tema principal—. Es una labor increíble, Diana. Permíteme ayudar también. No quiero que mi apellido se escuche, pero sí deseo contribuir.
— Mañana —torció el labio superior, mirándole de reojo, aunque no podía ver mucho más por debajo de esa máscara, sólo sabía que su "atención" había vuelto a las calles—. Quería tenerlo todo listo —agregó, cuando de pronto se hizo presente el sonido de un par de bolsas de papel que había estado ocultando de la vista de la justiciera—, Dick me ayudó a correr la voz en el orfanato, ahora que Bruce está ausente, he estado pendiente de esos niños —el logo de McDonald's resaltó cuando le ofreció una de las bolsas—. Vigilar siempre es agotador —añadió, ampliando su sonrisa—. Sortearé tres becas para el programa de Artes en la Universidad de Gotham City, pero siempre pueden ser más —se relamió los labios tras su clara sugerencia.
KK1550443 · F
Tomó una postura más cómoda y menos alerta cuando la amazona tomó asiento. No había bajado la guardia sobre su ciudad, pero si estaban juntas había cero probabilidad de que algún villano lograra salirse con la suya.
Le sonrió por un momento cuando obtuvo la invitación, pero pronto regresó su vista a las calles.
—Supe de eso; admito que iba a sentirme dolida si no me invitabas. Recuérdame la fecha.
Le sonrió por un momento cuando obtuvo la invitación, pero pronto regresó su vista a las calles.
—Supe de eso; admito que iba a sentirme dolida si no me invitabas. Recuérdame la fecha.
1-10 of 12
Add a comment...