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– No sueles ser el tipo de hombre que pide las cosas –volvió a dejar caer los brazos a sus costados. Se tomó su tiempo para dar una larga exhalación y devolver la mirada hacia el frente, sólo para perderla en el punto donde no se distinguiera dónde se mezclaban el mar con el cielo–. Eres el que quiere algo y lo toma.
Recién caía en la cuenta de que había estado avanzado mar adentro durante el pequeño trance, pues al voltear hacia el pelilargo, le pareció más lejano. Ahora el agua llegaba hasta sus rodillas. Con una mano lo llamó a acercarse, mientras la amazona procedía a inclinarse a remojar sus manos.
Recién caía en la cuenta de que había estado avanzado mar adentro durante el pequeño trance, pues al voltear hacia el pelilargo, le pareció más lejano. Ahora el agua llegaba hasta sus rodillas. Con una mano lo llamó a acercarse, mientras la amazona procedía a inclinarse a remojar sus manos.
User1578143 · 41-45, M
[code]Amaba escuchar el golpeteo de las olas, había crecido con ese sonido y lo consideraba relajante, algo completamente necesario en la nueva vida que había decidido tener como un héroe; de no tener instancias como esa, seguramente se habría vuelto loco de aguantar las excentricidades de Wayne y la hiperactividad de Barry.
Además del mar, también había otro ruido, la voz de Diana quien también añadía cierta paz en su vida. Contrarios en todos los aspectos de su vida, ambos habían logrado convertirse en un buen par, la paz y la tormenta. Esa unión entre ambos hacía imposible que Arthur dejará a la mujer a su suerte, para bien o para mal, iba a estar a su lado.
—Que bueno que aclaras, porque la mayoría del tiempo no te lo pediré — Reía con esa fanfarronería usual, una manera de aligerar ese momento entre ambos, una manera de tratar de afirmar ese vínculo tan singular entre ambos, algo que bien podría llegar a jugar en su contra si las cosas llegab
Además del mar, también había otro ruido, la voz de Diana quien también añadía cierta paz en su vida. Contrarios en todos los aspectos de su vida, ambos habían logrado convertirse en un buen par, la paz y la tormenta. Esa unión entre ambos hacía imposible que Arthur dejará a la mujer a su suerte, para bien o para mal, iba a estar a su lado.
—Que bueno que aclaras, porque la mayoría del tiempo no te lo pediré — Reía con esa fanfarronería usual, una manera de aligerar ese momento entre ambos, una manera de tratar de afirmar ese vínculo tan singular entre ambos, algo que bien podría llegar a jugar en su contra si las cosas llegab
La amazona detuvo sus pasos sobre la arena. A estas alturas se le antojaba menester despojarse de sus botas de combate; necesitaba sentir algo... extrañaba el olor de la sal y la brisa marina.
Le escuchó en silencio, más no respondió de inmediato. Al quedar descalza perdió unos cuántos centímetros de altura, enterró los dedos en la arena y echó la cabeza hacia atrás y estiró ambos brazos hacia los costados mientras la marea alcanzaba a envolverla hasta las rodillas, dándole la sensación de que el agua la arrastraría mar adentro si perdía el equilibrio.
— Siempre lo haré, Arthur. Me lo pidas o no.
Le escuchó en silencio, más no respondió de inmediato. Al quedar descalza perdió unos cuántos centímetros de altura, enterró los dedos en la arena y echó la cabeza hacia atrás y estiró ambos brazos hacia los costados mientras la marea alcanzaba a envolverla hasta las rodillas, dándole la sensación de que el agua la arrastraría mar adentro si perdía el equilibrio.
— Siempre lo haré, Arthur. Me lo pidas o no.
User1578143 · 41-45, M
—[code] Se que puedes cuidarte sola Diana, pero como tu cuidas mi espalda, yo cuido la tuya, es lo que tu harías por mi.[/code]
— Sabes que puedo cuidarme sola, Arthur.
User1578143 · 41-45, M
—[code]Quieras o no, te voy a acompañar[/code]
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