— Te amo.

Dijo susurrante, apoyando las manos sobre esas que tanto le gustaban.

Elevó su rostro tomando, se dió cuenta... Sin más toma las mejillas de ella para besarle, quería llorar también, se sentía feliz.

— Te amo

Aunque la mujer no pronuncia palabras, su mano se desliza por la mejilla de Devana en una dulce caricia.
Llora, en silencio. Sus lágrimas caían por sus apretadas mejillas al sonreír; al final, todo valió la pena.

— Cariño...

Pasa sus manos en caricias por esas piernas lisas alzando su mirada a ella.

— Estoy agradecida de que estés conmigo en distintos capítulos de nuestras vidas... Es inmortal esto ~ te quiero para toda la vida mi Vexanna

La aprieta a su cuerpo descansando su rostro en los pechos ajenos.

Vexanna apoya el mentón en su propio hombro mirándole, no puede disimular una sonrisa al verla. Llevaba tanto tiempo enamorada de ella que parecía irreal.

— Lamento haber cambiado tus planes, que sin lugar a dudas, eran buenos. Devana...

Desvía nuevamente su rostro al frente, enfocando su vista en algún punto lejano del jardín.

— ¿No estás molesta conmigo? Por influir en tu destino.

— Estoy destinada a ti Vexanna... Eso ya lo sabes... No hubiese podido estar con alguien más si no eras tú

Sonríe despacio negando, su mano libre va a su propia frente aún sin creerse lo que decía.

— Yo creía que iba a ser la mujer soltera adinerada que no se enamoraba de nadie... Y resulta ser que nunca fue así... Mi bruja querida

Mantenía sus brillantes ojos en ella con un manto de paciencia y amor. Vexanna poseía esa aura de calma al escuchar; incluso si quería tomar a Devana por los hombros y decirle que estaba equivocada.

Optó por sonreír suave, acariciándole la mano con el pulgar.

— Te confieso un pensamiento egoísta, me alegra que en esta vida nadie haya sido digno de tu amor. Me habría destrozado, Dev, pero eres maravillosa y si encontrabas la felicidad en alguien mas... eso hubiese sido una señal para mi.

Sus dedos se deslizaban al tacto ajeno hasta sujetarla bien. La azabache eleva su rostro un tanto mimosa mirando a la rubia, se perdía en la mirada de aquella mujer, solo asentia despacio.

— No soy una mujer que alguien pudiera amar...sin embargo tú lo haces

Aprovechaba que estaban alejadas de aquella reunión en aquel sitio, la mujer podía abrirse más a solas con la alemana. Se sentía vulnerable por el momento ante aquella luna y su esposa.

— ¿Así te sientes mi amor?

Descansaban una junto a la otra en una banca de aquel hermoso jardín, fuera de la casona donde se realizaba una fiesta de retiro, de un antiguo jefe de Devana.
La noche estaba en su mas bello esplendor, con la luz de la luna alumbrando el césped y los senderos floreados junto a ellas.

Vexanna entrelazaba sus dedos con la mano de su esposa, tierna le observaba pero sin decir demasiado. No quería interrumpirla, dejaba que Dev expresara su sentir porque eso no sucedía a menudo.