—La suerte es para los tíos que no saben bailar. Venga, nena. Saquémosle brillo a la pista, y de paso a mis garras.

Mal, mal. Un día no vas a tener suerte y van a cortarte la garganta. Uhm, ¿bailar? Si es lo que quieres, no está en mi naturaleza rechazar una buena "danza".

—Normalmente hasta te invitaría unas cervezas para charlar... Pero cuando se trata del Wyrm, bueno, primero pega y después pregunta, ¿vale? Nada personal. Así que, ¿vas a responder empezamos a bailar, cariño?

Hombre sencillo... Vale, si eres tan bueno deberías saber ya lo que soy. ¿No sería aburrido simple te decirte?, no me digas que eres de esos viscerales que primero se avienta y luego investiga.

—Soy un hombre sencillo. Si huelo a corrupción, me da por cabrearme y hacer un poco de destrozos. ¿Qué eres?

Una facultad entonces para pasar desapercibida. Ahora creo en tu otro nombre ya que tienes demasiada osadía — o poco cerebro — al venir aquí.

—Oi. Te ves inocente, pero apestas a Wyrm.