Nadie tiene en claro nada, ese es el genuino encanto de la vida: No saberlo. -Se dijo con suma confianza, más que nada para si mismo, pero también para ella. Ciertamente tenía muchas dudas, pocas respuestas y pocos deseos de ser respondido, mucho menos en aristas tan profundas como para debatir sobrio- Claro que no es molestia, pero tienes que entender que mi forma de ver el tiempo es distinta a la tuya. El tiempo para mí pasa más fugaz, es como el viento, no tengo certezas de cuantos años tengo ¡Deberías preguntarle a la brisa desde cuando se acuerda de mí! Pero soy joven e inexperto, se más por el error que por sabio, lo cual me hace un tonto persistente ¿Qué hay de ti?
Será lo que tenga que ser al final, ¿no? Sea destino, nuestras acciones, según lo que prefieras creer. O eso me solían decir. No lo tengo muy claro. -Si bien viajar abría los ojos y acercaba un poco más a la realidad de algunas cosas, no era de ideas tan metidas en su cabeza, más allá de cuestiones morales, donde generar daño a otros pudiera ser lo primordial a evadir.- ¿Podría preguntarte cuántos años tienes? Si no es molestia. Sé que suena raro así tan repentinamente, perdón.
Tampoco es para que te quedes pensando así, pero se nota que viajas mucho por lo que me dijiste, hablabas como una de esas personas. -Dijo por los segundos de introspección que le vio tener, claramente no le conocía más de lo poco que podía saber. Rhaamael no entendía de esos choques, y si de algo era crítico, era de sus propios dogmas- En efecto, son pecados de todas formas, no podemos evitar que en nuestra vida lastimemos a otras personas o pensemos cosas terribles, básicamente vivimos de la mejor forma que podemos.
-Las palabras le indujeron una breve reflexión, quizá al resultar tan concreto y cercano. Por lo que conocía, él sabía de ella tanto como el resto, que se resumía en prácticamente nada. Igone era sabida por sus acciones en el ahora, su historia quedó relegada en su carta de presentación hacía tiempo, y solo sería recordada por su historia en adelante. Mas esa conclusión solo aligeraba el pensamiento.- Y eso es... ¿bueno? Quiero decir, algunos pecados serán más graves que otros. Pero, al final, no dejan de ser pecados. ¿No? -No pretendía que aquello fuese un choque cultural, y se mostró atenta por su respuesta.-
Lo sé, tienes en el alma escrito Iendaïe , que significa no otra cosa que eres solo una de los muchas que se van ¿De dónde? O mejor dicho ¿De qué? Eso nadie lo sabe. -Se mantuvó la sonrisa en todo momento, hasta incluso rascó su nuca para pensarlo- No, avaricia no. Mi pueblo me ha instruido en no tener esos pecados, sino más bien reemplazarlos por otros; El desapego por la avaricia. El orgullo por la envidia, y así ¿Curioso, no?
Creo que ya me podría considerar una, siendo que no tengo casa como tal o, bueno, solía. Ya no. -Desconocía en qué forma Igaael pudo haberla enseñado, siendo que dicho estilo de vida se habría prolongado desde antes de eso. Quizá lo estaba tomando demasiado literal, y pasó a sonreír junto a Rhaamael.- ¿No sientes avaricia al verlas?
La vida de los nómadas y los vagabundos es un poco así, no quiero decir que seas una ¡Pero ciertamente hablas como una! Igaael te ha enseñado bien Igone. -No pudo evitar reír por su propio comentario, e incluso sacudir sus hombros para liberar un par de mechones salvajes- Todavía me siguen gustando las cosas bonitas, y brillantes pero ciertamente deje de pensar en eso, es parte de viajar.
No, uso lo mínimo. En un inicio dependía de los vestidos y la limpieza, ahora creo que eso ha dejado de ser parte de mí. Las circunstancias me han cambiado demasiado rápido, y ahora no me molesta mancharme de tierra con mis pies desnudos si pienso que al próximo río podré lavarme. Intento mantenerme positiva si es que en la próxima ciudad igual necesito vestir con trenzas y con las piernas tapadas a pleno sol. Ha dejado de importarme todo eso, pero me gusta admirarlo en otras personas.
¡Gracias entonces! Supongo que así será, por lo general cuando tengo que moverme de ciudad en ciudad dejó que las personas definan como me verán ¿Dobles plumas? Suena a que una pobre ave se verá desnuda, no suelo usar sombrero ¿Tu sí? Bueno, no sé si necesitas hora y media para acomodar tus cabellos e intentar comprimirlos en un pedazo de tela, pero en mi caso necesitas ser un genio bélico para eso. Jamás he podido.
