{ 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐞, 𝐦𝐮𝐲 𝐧𝐨𝐫𝐭𝐞. } Esté exquisito camello de montaña claro que valió su peso en oro. - Dijo y ni un atisbo de que obviamente le habían timado al venderle aquella bestia sin gracia, de patas chuecas y de ojos malos, pero él era el viajero más feliz del mundo al sentir el frió aire de las tierras nórdicas, las cuales solía frecuentar cuando no se le helaba su alma entera. Él risueño, más feliz que nunca se dispuso a montar el tambaleante animal, mimado en sus sogas de seda suave que no lastimaban su previamente ulcerosa mandíbula. Era muy gracioso ver pasar a semejante espécimen
Y si pudiste matarlo ¿Por que no lo hiciste? De seguro tu pueblo lo entendería mejor que la historia juzgándote, guerrera. No supo la razón de porque Einar tenía cuentas pendientes con aquel aparente noble, pero por lo poco que sabía de esas tierras intuía que era por los mismos juegos de corrupción que existen en lo amplio y largo del mundo, esos nidos de oscuridad que permitían que las criaturas que combatían fuesen bien alimentadas por las mieles de la oscuridad ¿Por que ella creía que indirectamente eso no afectaría su labor de purgar ese mal? No lo sabía, pero le parecía encantadora el verle así con tanta firmeza, mientras sujetaba sus muñecas sin fuerza pero con presencia, suficiente para llamar su atención aún más.
No es patético nada de lo que dices, pues no eres patética por pensar por tu gente, pero no seas tonta, Einar. Y uso dichas palabras mientras bajaba su cabeza, la bajó con suficiente fuerza con tal de ser su toque contra la frente opuesta fuese..
