{ 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐞, 𝐦𝐮𝐲 𝐧𝐨𝐫𝐭𝐞. } Esté exquisito camello de montaña claro que valió su peso en oro. - Dijo y ni un atisbo de que obviamente le habían timado al venderle aquella bestia sin gracia, de patas chuecas y de ojos malos, pero él era el viajero más feliz del mundo al sentir el frió aire de las tierras nórdicas, las cuales solía frecuentar cuando no se le helaba su alma entera. Él risueño, más feliz que nunca se dispuso a montar el tambaleante animal, mimado en sus sogas de seda suave que no lastimaban su previamente ulcerosa mandíbula. Era muy gracioso ver pasar a semejante espécimen
[code]no la tengo. —[/code] Apretó el entrecejo tras exhalar. [code]— Incluirte en planes que no te competen, sería como arrastrarte a correr por todo el pueblo así como lo has hecho con tu burro. Yo soy quien está detrás de esos humanos, y por más patético que suene sus decisiones influyen no sólo en mí, si no en el resto de caras que están allá afuera esperando que no les dé la noticia de que un pobre diablo los someterá a sus ridículos mandatos. —[/code] Intentó no alzar la voz entre cada oración, probablemente en su rostro no había indicios de exasperación, pero el reflejo de aquellos ojos tan oscuros como el zafiro hablaban por sí solos.
[code]— Si reuno información que necesites para extraer ese mal de nuestro territorio, te la daré. Pero mis asuntos siguen siendo mis asuntos. —[/code] Pausó, para lentamente deshacer el agarre a sus muñecas tras dejar caer las manos sobre la cama. [code]— Vayamos a comer.[/code]
