No supo que le causó gracia, tal vez fueron sus palabras o el gesto cual perro lanzando una mordida al desconocido, pero se quedó en su lugar sin mover más que sus brazos y lograr estirar a su vez la espalda con una leve inclinación hacia adelante. —Más bien usted se toma las cosas muy a la ligera.— conforme se relacionaba con el moreno le iba descubriendo o eso ingenuamente era lo que pensaba. —Tiene... ese don de la palabra con el cual las pudiera cautivar y no es feo ...— carraspeó lo último, en su caso ya llegaba a estresarse de tanto parloteo pero era una cuchilla de doble filo ya que mientras más escuchaba de sus viviencias más quería saber que había fuera de los muros de hielo. —Eso no es suerte, es mi decisión..— del bastón su mirada fue hacia los ojos del moreno clavándose en estos con aspereza y profundidad.