No supo que le causó gracia, tal vez fueron sus palabras o el gesto cual perro lanzando una mordida al desconocido, pero se quedó en su lugar sin mover más que sus brazos y lograr estirar a su vez la espalda con una leve inclinación hacia adelante. —Más bien usted se toma las cosas muy a la ligera.— conforme se relacionaba con el moreno le iba descubriendo o eso ingenuamente era lo que pensaba. —Tiene... ese don de la palabra con el cual las pudiera cautivar y no es feo ...— carraspeó lo último, en su caso ya llegaba a estresarse de tanto parloteo pero era una cuchilla de doble filo ya que mientras más escuchaba de sus viviencias más quería saber que había fuera de los muros de hielo. —Eso no es suerte, es mi decisión..— del bastón su mirada fue hacia los ojos del moreno clavándose en estos con aspereza y profundidad.

¡Jajajaja! -Se rió en voz alta, mientras se volteaba para observar a la joven estirandose, no disimulo nunca que le observaba con gran interés y una picara sonrisa ante el cuerpo femenino, Rhaamael nunca poseía demasiados rodeos y demás, era una persona totalmente directa, y para nada avergonzada de si.- Tienes un muy buen sentido del humor, Yitien. -Volvio a reir en voz alta, mientras negaba con su rostro hacia los lados.- ¿Por que crees que tengo suerte con las mujeres? Eso lamentablemente, mi querida, es muy falso. Pocas personas tienen menos suerte que yo en eso...Aunque...-Se llevaria su diestra hacia su menton, acariciandolo con suavidad y parsimonia, complice- Estar con una mujer como tu ahora, a solas ¡Es un poco de suerte!

Solo tenía que hacer un mínimo gesto para que su rostro se pegara de más al propio, arrugo la nariz y mostró los dientes como si en cualquier momento fuera a tirar una mordida.—A esto me refiero joven del viento.— Por fin la soltó y con ello liberó su mano del agarre que tenía, soltando así también el bastón que le libero la espalda. Dio un paso hacia atrás apartándose un poco, si esperaba otra clase de gesto ella no era la indicada. Alzó los brazos estirando los músculos, al hacer esto se podía ver claramente como se marcan a la silueta de los mismos todavía en entrenamiento. En lo que su mirada vagaba por los surcos ajenos, entre pliegues y lineas de cicatrices, recuerdos de batallas pasadas, algo que seria de mucha curiosidad para ella, quien también tenía la piel oliva llena marcas.—Es una forma de decirlo. Imagino que en tus tierras debes ser popular entre las mujeres.— solo fue una observación que pensaba era real.

Jajaja. -Se rió en voz alta, mientras bajaba su rostro, la verdad es que se sentía de lo mas soberbio al ver los ojos de Yitien flanquear hacia ella, temía que se sobrepasara, ya que la tentación era terrible para incluso el, el Hijo del Viento. Con una sonrisa de lo mas sincera, le soltó la mano a la barbara, dejando que sorpresivamente se volteara. Dándole la espalda, entre sus montañas de endurecidos músculos, se demostraban un caudal de varias cicatrices que recorrían su piel de diversas maneras por su piel, intento romper con el agarre de la ajena sobre su mano, ya que no ejerciria resistencia alguna en señal de alejarse. En caso de poder hacer eso, simplemente se quedaría jugando con aquel palo en la cabaña.- "De ser otra mujer..." ¿A que te refieres? -Le pregunto con curiosidad, mientras se disponía a recorrer aquel lugar, en su muñeca giraba el arma con rapidez, y precisión.- ¿Con bajo mis pies te refieres a "muerta"? -Le pregunto, en gran apice de broma-

Volvió a contener la respiración pues sentía se embriagaba entre esos aromas, entre esa piel y ese cuerpo. Unió las cejas negando un par de veces. —Sigue siendo un acto, una acción...— no le daría la razón pese a tener certeza en sus palabras. Su mirada se fundió con la ajena, como si pudiera verle el alma, como si se contaran sus más grandes secretos. La piel de sus mejillas tomó un color más vivo y audaz, cierto rojizo aunque tenue cubrió el manto de sus pecas revelando lo que nunca admitiría.
—Joh. De ser otro tipo de mujer, ahora mismo caería a sus pies..— sus palabras contradecían lo que sus ojos dicen. Pero por una sola vez, media sonrisa se formó en sus carnosos labios, de lado. Pequeña y simple pero una sonrisa a final de cuentas.

Cayó en la cuenta de lo tan cércanos que estaban, abrió sus ojos de par en par, notándose más claros de lo usual, sus cejas se levantaron, pobladas y gruesas enmarcando el gesto de sorpresa que se formó en su rostro, toda una joya digna de ver.
De presenciar aquella intimidad la mayoría de su gente sentiría asco, pero ella no, tampoco estaba muy cómoda, su respiración se acoplaba a la ajena tomándola como propia. Sabía disimular el nervio que le llegó de golpe, al ver semejante piel canela tan perfecta y pulida ante sus ojos. Sin duda el hombre era un suspiro, más por ese carácter que desquiciaba a la Ulthorr, fue apresada y alzada por él, no sin poner resistencia tratando de mantener sus pies anclados al suelo.

aunque claro, no se excedería de ninguna forma. Su olor, tan áspero y a la vez tan propio de ella, femenino sin dudas pero con esos remaches de la dureza del norte que le fascinaban con gran ímpetu. Sus ojos verdes se entrecerrarían, confiado gracias a su don de la palabra.- Razón tienes, lista guerrera....pero hay que incluso le gana a eso...-Se rio en una muy breve carcajada, mientras volvio a mencionar.- Una mirada, tan solo una mirada a veces alcanza a definir mas de mil acciones y tal vez mil palabras ¿No crees?

-Sintió la madera acariciándole justo por encima de la espalda baja, producto del movimiento ajeno, del cual no emitió resistencia ajena. Tampoco es que quisiera demostrar alguna especie de orgullo masculino ante una hembra, muchas culturas rechazaban a la mujer por considerarla débil, a Rhaamael le hubiera gustado que esas culturas conocieran a las guerreras del Norte, a pesar de golpe, valió lo suficiente para aquella perpetua cercanía, lo mas cerca que había estado de Yitien, por lo que toda afrenta valdría por aquel encuentro, aprovechando que retenía una de sus manos, comenzó a levantarla como si de una polea se tratase, la alta mujer contemplaría la fuerza que el Señor de las Arenas poseria, que no tenia otra causal que acercarla mas, buscar desestabilizara al levantarle los pies tan solo un centímetro del suelo. Sus labios tan finos se fruncieron levemente, dibujando una sincera sonrisa en ellos, como si todo esto fuese un juego. Le estaba invitando a tan intimo encuentro...

Teniendo el deseo de conocerle más profundamente.

O siete sentimientos aproximadamente. Aunque ella parecía más el hombre que él, por sus rasgos tan toscos en comparación a lo delicado que es el rostro del moreno, con esa fina nariz y esos labios tan delicados... tensó la quijada al sentir el golpe, más bien el roce de la madera en su costado, por lo que su mano libre se movió en automático hacia la mano ajena que sostenía el objeto, le forzó a torcer el bastón de tal modo que la máxima longitud de este topara en la parte baja de la espalda del morena para apegarle a su cuerpo. No pudo deshacerse del agarre en la otra mano por lo que la forzó a pegarse a su costado y teniéndolo a una distancia peligrosa respondió. —Los actos dicen mucho más que mil palabras.— sabiendo que le haría sentir su aliento hablo de forma pausada pero recia, pues ella también sentía su respiración agolparse en su rostro con ese exótico aroma suyo. Sus irises se fijaron en los ajenos con profundidad sin terminar por comprender al extranjero, pero quizá.