—Y, al final del camino, de regreso por distinto sendero, te encontrarás con un cálido hogar. Te recibirán unos brazos tersos y ligeros que te abrazarán tan confortables que sentirás todas las piezas de tu alma reunirte. Entonces dirás: Aquí es a donde pertenezco.— leyó Dennisse en voz alta mientras bebía un sorbo de café.