— No pienso en el retiro. Pero lo más probable es que esta mierda sea la más grande y última jodienda que haré, porque luego huir de la pasma y la mafia será una patada en los huevos.— Hablaba para sí mismo Jack, mientras iba abriendo caja tras caja las armas que llevará al Heist. Habían de estilos variados, cuerpo a cuerpo, close combat, large combat y sigilo; a él le fascinaba el close combat con las escopetas, he ahí que se encontraba puliendo una y cargando los respectivos cartuchos en los compartimientos, tenía una favorita entre sus seleccionadas.
Luego de pulirla con tanta paciencia, sostuvo la escopeta con ambas manos, poniéndose en situación de tiro nada más que apuntando el arma. Luego volviendo a una posición normal, quería probar la comodidad y el balance de la misma, para al finalizar acomodarla sobre la ranura que tenía su forma dentro del maletín y cerrar sus broches. —Antes de dar a comienzo el curro, deberé visitar a ese Matasanos para que me haga ese implante personalizado.—
Tenía pensado hacer algunas llamadas, su departamento no era el único vault donde guardaba sus armas y tecnologías preciadas. Debía traer desde los confines más turbulentos de Pacífica una tec especial, un chip de buffeo que se lo sacó a un big boss luego de una pelea a muerte. Era una tec especializada en asaltos de larga duración, aún tenía aliados con los Vodoo, aquellos que no se centraban en el extremismo de sus creencias y en la adicción con llegar al otro lado del Iceberg virtual, ellos eran expertos sí, pero él era astuto.
