DeborahSanders

Había salido de noche, solo a cumplir su deber, haberle disparado a una chica en la cabeza, claro que necesitaba tiempo para digerirlo, tomar un poco de aire fresco y quizás fumar algo de marihuana, si seguramente eso lo pondría más relajado. Caminó por la calle, como cualquiera, pero al sentirse abrumado de tanta gente que regresaba a casa y chocaba con él, había terminado por cambiar de ruta, una nada peculiar, tal vez el sendero de un bosque le haría sentir mejor. Se había despojado de la sudadera negra que llevaba, una camiseta de tirantes le cubría la bien formada musculatura y los ojos azules, que lo único que los salvaba de perderse era la iris negra, brillaban en la oscuridad. En el dedo de en medio y el indice llevaba un cigarrillo prendido que expulsaba ese delicioso humo que lo relajaba, para bien ser un ángel, tenía unos vicios muy raros. Fue cuando escuchó la voz de una fémina que levantó la cabeza y estando a corta distancia dio un jalón al cigarrillo y sonrió a medio labio.

Hey, perdona si te espanté. Levantó las manos como todo un criminal y dejó salir el humo por la nariz, si bien era guapo de día, de noche se vería tentador y provocativo.