[...] al comienzo de esa conversación fueron citados, ¿qué colores tiñeron la incolora alma de esa inhumana? ¿Eran capaces de plasmarse en el oscuro océano que es reflejo del vacío interior?
—Debo de suponer entonces, que para ponerme en tu camino necesitas mi ayuda y la de nadie más en este mundo —dijo con un poco de gracia y tras un velo de peculiar misterio— ¿Debo asumir por tus románticas palabras que deseas salvar toda la ciudad o pretendes acelerar el proceso de desaparición?
Ante la presencia del pequeño templo él avanzó unos pasos por sobre el recorrido que ambos compartieron, le dio la espalda en el proceso, mas luego volteó hacia la can con una sonrisa peculiar, entre maliciosa y también curiosa; sinceramente pretendió una respuesta de esa criatura que supo hablar con suavidad, pero que debió de desvelar su predisposición, sería el aparente hombre ejecutor de ello.
El frío céfiro se interpuso entre él y ella, mas de Dasha no parar él procuraría dar marcha atrás, persistente con esa distancia exacta, nacida de un sinsentido incapaz de ser desvelado a los cuerdos.
Y él la observó a los ojos, penetrante, queriendo hallar su alma y los colores que en [...]
[code] — Te pido que no tomes al destino tan al azar, usualmente los lazos se han de cruzar cuando el tiempo es el indicado, la justicia que puede otorgarnos la vida misma en cuestión a nuestra fragilidad es parecida al de un copo de nieve en plena primavera. Podemos intentar escapar pero al final llegará cuando sea el momento.
- Quizá un paseo más apacible hubiese sido perfecto para poder encomendar sus palabras y conocimientos a su acompañante, sin embargo por algo la madre de la fortuna los había juntado. El viento helado parece ascender por cada peldaño de forma fugaz, arrastrando la superficie helada hacía el frente, creando una pequeña vaporeada.-
[code]- Tan esencial y excelsa había sido aquella oración , que hizo reflexionar de forma interna a la canina, estaba en lo cierto, la humanidad había perdido el matiz de la belleza natural constituida en el plano astral existente, toma una calada de aire helado, inflando sus pulmones, para después liberar la carga en un caliente vapor que fluye por sus rosados labios. Contener su propia expresión de vida había sido tan difícil desde que despertó de su letargo, eran pocos los que entendían el verdadero significado de la vida misma.
Recorre elegante cada peldaño hasta finalmente llegar al deseado, un pequeño templo hecho de maderas rojas con tablas de caoba finamente talladas se revela ante el espectador.- [/code]
—Alguien ignorante de la belleza de los matices que esta ofrece o que ha sido cegado al experimentarlos en un exceso difícil de pronunciar —sobre los iris esmeraldas se reflejó esa ciudad y las miles de vidas, humanas y salvajes, que residieron en una dinámica armonía—. Que no lo comprendas es bueno.
Finalmente, tras muchos pasos compartidos, se dignó él a observar el rostro de la inhumana cuya percepción resultó similar. Sonrió entonces, tal vez por la belleza intrínseca que contempló, quizá por cierta inocencia que percibió desde tan privilegiado lugar.
—Hubiese sido genial que este fuese un paseo normal, ¿no? —Su tono de voz cambió, más animado, infinitamente amistoso musitó.
A la izquierda supo posicionarse cuando dicha escalada inició. En la cotidianidad de una nevada ordinaria hubiese ornamentado su semblante con la más amistosa sonrisa, mas incluso en tan inocente compañía no sintió siquiera el fingido impulso de expresarse con humanidad.
Dos cosas eran capaces de lograr tal seriedad; la falta de colores en el mundo y la cercanía con uno de su calaña.
No respondió a tan filosófica cuestión con prontitud, aunque si obedeció a aquella sugerencia de contemplar los alrededores, aquel paisaje anegado por la neblina helada.
En los primeros peldaños imperceptible resultó horizonte alguno, pero dicha ascensión prometió la exposición de esa cálida ciudad, de espacios blancos y estructuras variopintas; idónea para proyectar una vida en paz, pero sin alejarse en exceso de la modernidad.
Desde su hombro izquierdo miró y sin necesidad de agregar algo más que esa respuesta que ella buscó, él con una frialdad resignada se expresó: [...]
[code]- Fue su cuestión, mientras continuaba avanzado, un cascabeleo grácil que proviene de sus orejas, revela que dicha criatura femenina era un ser más allá del entendimiento humano, inclusive las pequeñas estatuillas de roca postradas a lo largo del camino podían notarlo. -
-Cual grata sorpresa fue de su saber , el encontrar a alguien similar a ella, el viento trae consigo el aroma indescriptible de un misterio yacente en la punta de las escaleras que llevaban hacía el templo ascendiente en la colina. Una lastimosa verdad , un engendro que seguramente estaría provocando caos. De su pecho nace un profundo suspiro, entristecida severamente por la perdida de aquel ave, con lento andar se posiciona en el primer peldaño, luego el siguiente y así sucesivamente. La sombrilla yace recargada sobre su hombro derecho, evitando que los copos arruinen su preciosa vestimenta.-
— La vida es sumamente efímera, no puedo entender como puede ser arrebatada de una forma tan vil. ¿Qué misterio nos espera? - [/code]
[...] Su voz arrastrada por un fuerte soplido gélido. El instinto lo obligó a dirigir su mirada hacia aquella dirección, giró hacia el lazo izquierdo para hallar a escasos metros el cadáver de una de aquellas aves que entregó su plumaje sin pudor; esto lo obligó a suspirar y dejar que dicha corriente de aire se llevara lo único perteneciente a dicho pájaro fallecido.
—Ya veo, esto no puede durar demasiado.
Decidió no perder más tiempo, con prontitud necesitó llegar al templo y por eso mismo su caminar se tornó claramente apresurado, al punto que su haori tremoló violentamente, casi pareció el destino imponerse entre su voluntad y esa visión de egoísta salvación con la cual pretendió rellenar su vacuo pecho.
Debido a la celeridad de su avance existió una posibilidad de llegar mucho más pronto a la puerta espiritual y con ello que ambos seres tan distintos colapsaran en sus tan ajenas vidas, ¿pudo ser tal disparidad ignorada ante la urgencia de la nevada aparentemente
Un camino de blanco lo guio hasta la sombra lejana de una puerta sintoísta, aposta senda selecta, porque la experiencia le indicó que ahí hallaría una respuesta, como mínimo, un descanso de la neblina y la silente tormenta que ahogó a toda la población.
Minutos de diferencias entre las huellas ajenas y las propias, Gaikokujin las percibió al contemplar accidentalmente al suelo; pasos tranquilos de alguien que aparentó ser humano y que él no pudo discriminar desde la seguridad ignorante de su posición.
Las aves se entregaron a las misteriosas corrientes de aire y sus plumas llegaron hasta su posición, aquella mano que se hizo libre logró tomar una y a través de esta intentar identificar (sin caer en la rigurosidad científica) la clase de pájaro que la ostentó.
—Un zorzal, ¿no es así? —preguntó suavemente una vez se detuvo para contemplar dicho objeto—. Aunque...
