****sentado en su templo el dios del sol contempla la hermosa luna llena que se extiende en el firmamento, tocando su lira Efebo canta lo siguiente**** Luna, espécimen astral inabarcable. Portadora de musas de lo eterno en lo insondable de esta noche tan grata como doliente.
Luna, aguijón de belleza en las almas que miran las estrellas y el firmamento y algo que nadie sabe.
Luna, hogar de sueños que se tejen en la bruma nocturna y, cómo, poco a poco, se arraigan al esqueleto como preclaras revelaciones de un algo que nadie sabe.
Luna, portadora del himno bohemio que se esparce como idílico brío de belleza.
Luna, tú que eres lo que nunca has sido, ni eres, ni serás.
En tu ternura de reflejos, aportas esa luz, esa chispa que enciende almas como quien lanza una cerilla a algún inflamable componente de esas almas tan apagadas, tan durmientes.
Luna, esperanza pertinente de los días que son, de las almas que fueron, de las vidas que se acabarán.
Luna, belleza sin abandono en ese individuo tan particular, tan diferente, que ha visto en ti algo que nadie más ve,
me ha dicho, en un susurro de trascendencia, que te ama, que todos te han amado, Luna.