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DarcelBlackwell · 31-35, M
—Conocia esa familia, conformada por dos mujeres y demás hermanos de la niña, le parecía una familia bastante bonita. Darcel alguna vez quiso una familia cuando fue humano. Esa mirada seguía penetrante ante la pequeña, las gotas al caer en el paraguas podían hacer que cualquiera tuviera la piel de gallina a nivel de sonido, era relajante todo ese ambiente—

Y deberías estar dentro...

—Que terca ¿Cómo la convencía? La única forma era dormirla—

¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Sacarle conversación al menos serviría para distraerla, eso pensó—
SW-User
La niña sacude la cabeza, pero mantiene firme el paraguas ahora cubriéndolos a ambos. Aunque él dijera que no iba a enfermar, Suzu no le creía. De hecho, las semanas que desaparecía, ella pensaba que había enfermado. Después de todo, su piel era muy blanca, como la nieve.

— Mamá encendió la chimenea. Podemos entrar a casa, y le pedimos chocolate caliente. —

Sonríe, inocente al proponerle al príncipe entrar. Era la oportunidad perfecta para probarle a su familia que Darcel existía, y no era un "príncipe imaginario".
DarcelBlackwell · 31-35, M
—Que curiosa era la vida y todo su sentido. Darcel acababa de quitarle la vida a alguien para saciar su sed, esa sed que era una maldición. ¿Que hacía allí? Quizás solo quería rodearse de la inocencia de aquella niña, no recordaba lo que era puro y débil, no recordaba lo que era ser alguien sin culpa alguna, era un asesino. Haberse alimentado de esa persona, le había salvado la vida a esa pequeña, la devoraría en un dos por tres.

Esa era la verdadera inocencia, que ella lo llamada príncipe cuando era un monstruo en realidad, el matar niños o bebés era una culpa grande que a veces su naturaleza le sesgaba.

Las gotas en aquel paraguas sonaban al caer y la mirada del varón se fijaba en aquella menor—

No me enfermo... En cambio tu si.

—Extendio su mano al hombro de aquella pequeña sosteniendo su vestimenta, la atrajo en el medio de sus piernas para que ambos se resguardarán bajo ese paraguas—

Hace frío, pequeña.
SW-User
— ¡Príncipe, no! —

Grita Suzu quien está corriendo entre los charcos del jardín esa noche lluviosa. Siete años, y ya sabía escapar de casa al jardín cuando su mamá se distraía con alguno de sus otros hermanos. No resulta tarea imposible, su madre está embarazada y cansada, si se sentaba a veces caía dormida.

La niña le acercó el paraguas al hombre. Hace días no la visitaba, verle por la ventana había sido una casualidad.

— Te vas a enfermar, y después no vas a poder venir por muchos días. ¿No tienes uno? Ten, te presto el mio. —

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