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ZV1566403 · F
(…)

La bala había logrado rozarle la mejilla a Dante y a Zylith, eso hablaba de lo bien entrenado que estaba el tirador para aún fallando pudiese herir a ambos. —Vamos a divertirnos un poco—. Esbozo esa sonrisa calculadora y se puso de pie para correr hacia el edificio, muy probablemente el tirador estaría retirándose pero ninguno de los dos lo dejaría ir. —Ese edificio tiene dos salidas, tu ve por el frente y yo por detrás. No debe salir de aquí... Vivo—. Le guiñó un ojo comenzando a tomar otra dirección.
ZV1566403 · F
Tomó con cierta fuerza su mano para servirle de sostén y pudiera ponerse de pie; estaba sangrando mucho y se preguntó de qué tamaño tendría que ser la herida para sangrar de aquella manera. Ella también había sufrido heridas iguales por lo que entendía que a veces podía ser un simple rasguño o podría ser algo peor, para su desgracia no podía ver bien la clase de herida. Alguno de los dos debía ser el cauto... Esa era ella. —Me gusta llegar a tiempo a las fiestas. No podía dejar que te llevaras toda la diversión—. Lo observó sacar su pañuelo, siempre llevaba uno, tal vez un amuleto o mera costumbre; dió un paso y de repente ya tenía a Dan encima de ella y segundos después el sonido de una bala incrustandose en la pared tras ellos.

—Mierda. En serio no te alegras de que esté aquí—. No era una pregunta, era una afirmación, de no haber llegado justo a tiempo ¿Que habría pasado con su compañero? (…)
Dantelion · M
Su enfermera de cabecera seguramente lo reprendería. —Francotirador a las doce y diez. Cuarto piso, segunda ventana a la derecha. —Siempre había un margen de error cuando se trataba de uno de esos sujetos. —Vamos por él.
Dantelion · M
Tomó la mano de su compañera y se levantó ayudado del impuso que el enlace le proporcionó. La frente le sangraba como si de una fuente abierta de agua se tratase, pero no era más que un rasguño; las heridas en ese sitio siempre se veían más aparatosas de lo que eran en realidad. —No podría haberlo dicho mejor. Tuviste un tino excelente. —Extrajo de su bolsillo derecho un fino pañuelo negro con el que se limpió el rostro; sin embargo, cuando estuvo a punto de lanzar otro comentario, se vio interrumpido por el sonido de un chasquido que captó su oído merced a la magia que había empleado para aumentar la capacidad de sus sentidos.

De un movimiento empujo a Zylith al suelo al lanzarse sobre ella, justo a tiempo para que una bala pasara rozandole la mejilla y estampandose contra la pared detrás. No habían acabadl con todos, al parecer. —Joder. —Pocas veces Dantelion se molestaba o maldecía por su suerte. La razón recayó en que acababa de curarse de una herida en el mismo sitio.
ZV1566403 · F
—Si—. Fue su única palabra para responderle aquella pregunta. Los sujetos se veían un tanto problemáticos, por lo cual entendió el motivo por el que Dantelion se había demorado en el trabajo; al ver que su aparición repentina le había ayudado sonrió de manera imperceptible para volver a su semblante serio; eran compañeros y siempre iba a prestarle su ayuda. Los hombres cayeron con rapidez y de sus heridas brotans un poco de sangre; suspiró en un tono aburrido mientras se acercaba a su compañero. —Te demoraste demasiado en esto. Vine a ver el porque y me parece que llegué en buen momento—. Sonrió burlona al verlo más de cerca aunque extendió una mano hacia él para ayudarlo.
Dantelion · M
—¿Debería sentirme halagado porque me has rastreado? —No respondió a la pregunta para poder aprovechar la distracción que ella había creado. En cuanto sus enemigos desviaron levemente su atención, él aprovechó para extraer dos finas navajas del interior de su chaqueta para después lanzarlas directo a los pechos de dos de sus objetivos, y mientras estas hacían su trabajo volando por los aires golpeo a los otros dos con fuerza. Pronto cayeron, como lo había planeado desde el inicio. Aunque reconocía que Zylith le había ahorrado el tener que pensar en una distracción. —¿Qué haces aquí?
ZV1566403 · F
—¿Es que acaso necesitas ayuda?—. La voz inconfundible de la rubia salió de espaldas a él, estaba recargada sobre el muro. A veces intervenía cuando lo notaba en dificultades, aunque aún no estaba acostumbrada a preguntarle si la necesitaba de su ayuda, solía molestarle cuando lo hacía.

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