→ Dante no puede dividir su vida en volúmenes porque cree que a la gente no le interesarían, tampoco tiene un álter ego, ya que es lo suficientemente retraído como para no necesitar otro caparazón para esconderse. Odia las etiquetas, por lo que no puede ni quiere considerarse ni como jovencito, ni como escritor, ni como persona, ni siquiera como idea. La pasión, su amor y su enfado con las letras y la literatura se materializa de formas contradictorias, ya que no se forma ni se dedica a ser escritor, pero de todas formas escribe como si fuese su máxima pasión.
→ Su vida intima no es tan intima, de hecho, es casi inexistente. Suele esconderse entre las letras para negar casi cualquier cosa que existe más allá de las cuatro paredes oscuras en la que suele habitar su mente. Pese a su juventud, no tiene muchos amigos y es muy malo para socializar. Su timidez nada más queda escondida cuando escribe, y puede ordenar los detalles de forma inesperada, aunque siempre de esa forma tan oscuramente vivida.
→ Dante se fuga, se escapa y se esconde de si mismo en todos lados menos en sus escritos, donde se muestra como un ser que crea su hogar en las letras, en las palabras y en la literatura.
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→ Dante vive en el mundo material. Ese que es sensato, se despierta todos los días a un horario decente, aunque duerme poco (y mal). Se encarcela así mismo en rutinas eternas que duran días enteros, o al menos, finge hacerlas. Finge que trabaja, finge que se alimenta bien, finge sentimientos, finge. No por eso Dante es un estafador, sino que sencillamente, no puede llevar un registro real de si mismo, o no le importa. Dante no quiere vivir, no porque sea estrictamente un suicida deprimido, no, no. Dante no quiere vivir porque el existir le resulta terrible, le resulta funesto el tener que vivir en la eterna progresión matemática y económica de la supervivencia. Entonces se evade, no en las drogas como los románticos, no en los videojuegos como la mayoría de sus conocidos. Sino más bien, en escribir de forma narrativa los testimonios de su alma, como si fuese su alma una bitácora perpetua.
→ No es extraño que resulte un chico inesperado, gracioso, algo tímido e inseguro. Cara de niño, cuerpo un poco abandonado. Aún así, como si su vida fuese intervenida por si mismo, solo intenta escapar de la trampa cronológica.
