Bueno, yo que se, supongo que me faltaba tomar sol.

-Dijo tranquilamente para salir como si nada por aquel sitio, no había movimiento en ese sitio prácticamente estaba vacío, un viejo Jeep se encontraba estacionado y el subió como si nada a este de manera tranquila esperando a que ella llegara -

Larga historia con misiles y fuego del juicio final, una belleza de espectáculo... ¿Y tu que tal todo?, voy a la duna de allá

-Señaló con tranquilidad un sitio a lo lejos mientras encendía el motor del vehículo tratando aquello con la mayor naturalidad posible .-

-En efecto. Estaba detrás de él, con kindness en mano, desvaneciéndose esta a voluntad de su dueña para manifestarse más tarde de ser necesario. El ambiente se sentía caliente, a diferencia del frescor del interior por el aire acondicionado de aquel lugar.

—¿Por qué estás aquí? ¿Qué sucedió? —Preguntó con evidente sorpresa y descontento. El apartamento dónde antes vivían era suntuoso, con ascensor y una vista increíble a la ciudad, ahora, parecían estar en un lugar olvidado de Dios.

—Me recuerda a los restos de mi hogar —Soltó a la nada, saliendo al exterior vestida como estaba, con uniforme de la Orden.-

Ve por la ventana .

-Añadió con tranquilidad mientras bebía un poco mas de agua, y debido a ello fue el quien abrió la ventana del sitio, el "famoso apartamento", en el que estaban no era más que una habitación enorme en un motel perdido a la mitad de la nada, en lugar de tratarse de la ciudad que el siempre presumía como suya lo que había fuera no era más que desierto y unas cuantas tiendas un sitio adecuado para esconderse que era lo que estaba haciendo-

Bueno, solo pasa que quizás no estoy aquí por el clima.

-Añadió tranquilo para terminar de beber el vaso de agua y caminando hasta encontrar algo de ropa caminando para abrir la puerta de aquel sitio y salir-

Si te piensas quedar ahí deja que pasen a arreglar la habitación.

-Grito aunque la conocía y seguramente ya vendría tras de el.-

Si no trae la espada, ya sabes lo que le puede pasar a algún pobre diablo que la toque por curiosidad.

-Con esa misma expresión, ella se le quedó mirando. Estaba más alta, su rostro mostraba una madurez impuesta, forzada a crecer en todos los ámbitos. Alzó el rostro con cierta altivez, apoyando su mano diestra en la cadera.

—¿Qué sucede? —Lo conocía bien. Solía ser despreocupado, inclusive podría decir que desdeñoso de las cosas triviales o cotidianas, pero podía detectar cuando estaba molesto o algo le ocultaba. Y aunque hubiese sido algún tiempo desde que se separaron, Kairi aún tenía un espacio para él en su corazón.

—Dime... —

-Decir que la pregunta lo había molestado un poco era no dimensionar las cosas de manera correcta, soltó sobre la mesa algunas cosas que estaba arreglando e hizo uso de todo ese autocontrol del que siempre presumía para no contestar de una mala manera a quien no tenía la culpa de nada-

No, mudanza de emergencia, no pude sacar nada.

-Añadió tranquilamente para voltear a verle y levantar la ceja derecha por la imagen que tenía ante el, negó tratando de obviar cualquier pensamiento que viniera a su mente y terminó su tarea dejando el arma de fuego que limpiaba sobre la mesa y bebiendo otro trago del vaso de agua que tenía cerca-

Si sirve de consuelo no creo que nadie se las vaya a robar.

-Ni siquiera había pasado por el otro sitio, solo siguió la ruta trazada por el mismo Daniel. La última vez que se vieron, ella no podía hablar, había pasado cerca de un año, ahora era más madura, determinada, un poco menos arrebatada, pero seguía siendo Kairi.-

—No... Algo mucho mejor... —Señaló la espada en la mesa. Era Kindness, regenerada con la sangre de su propio creador. —Así que no fue nada complicado ¿Trajiste mis cosas? —Y sin pena o consideración alguna, se puso de pie, para comenzar a hurgar entre las cajas, si acaso a Daniel se le hubiera ocurrido empacar sus propias pertenencias.

-La voz lo conunfio en verdad, no era algo que esperara en absoluto, no era una mala sorpresa pero no pudo evitar hablar para si mismo antes de responderle a ella.-

Ajá, supongo que soy más malo escondiendome que un monstruo de 50 metros que brilla en la oscuridad ... pues se encogió.

-Respondio levantando los hombros con tranquilidad, ni siquiera era la mismo punto del mundo y le encontraban como si no se hubiera movido, ¿siquiera alguno habria visto los restos del otro sitio?. Le molestó el hecho pero como con todo lo ocurrido ultimante y como su orgullo se lo trago buscando un vaso con agua que había dejado en el lugar.-

¿Y me pusieron un localizador?

-Ahi estaba la nueva adquirida paranoia hablando pero para ser justos que lo encontrarán con tanta facilidad le hacía preguntarse cuánto pasaria para la siguiente lluvia de fuego -

-Esa tarde volvió de su hogar. Sabía que ya no tenía nada más que hacer ahí, sin embargo, aún entraba al hogar de Daniel coml si fuese el suyo.

Colocó su espada en una mesa, el saco del uniforme en un sillón y se desató el cabello al retirar el listón que lo sostenía.

Observó a su alrededor con curiosidad, la presencia de Daniel era inconfundible para Kairi, por esa razón, pudo dar bien con su nueva "residencia "

—Este lugar es más modesto que el anterior... ¿Por algo en especial?—

Se sentó en el sofá y subió los pies a una caja que aún estaba ahí sin abrir.-