-No era común ver a un visitante por aquellos suburbios un poco alejados de todo camino que lleva a la ciudad más próxima. Justamente, aquella silenciosa tarde, Sapphire había decidido escapar un momento de la cruenta y monótona vida del colegio, caminando sola y devastada por ese terrible día en el aula de la escuela. Pronto, llegó a un pequeño parque situado enmedio de aquel camino, uno bastante abandonado y lejano de todo. Cautiva por la emoción, iría a uno de los columpios, pero un rastro de sangre le robó la atención, comenzando a seguirlo hasta dar con aquel galante azabache. En silencio, se aproximó a él en ese acto de llamada confianza, otorgandole un pañuelo para limpiar aquel rastro de sangre sobre su blanca piel.-