- Por curioso que fuera el libro no era uno de misterio pero si una copia de la Illida-

¿Enojado?, hasta donde recuerdo estoy más bien ... ¿Muerto?

-Mira la tapa del libro. Suspirando aburrida, se lo devuelve.-

—¿Sigues enojado conmigo?—Tuerce los labios como niña berrinchuda.-

Si, ya habíamos estalecido qu te gustaba hacer eso, por lo visto no puedo siquiera disfrutar de mi muerte, ¿podrías devolverme el libro?, sigo preguntandome quien es el asesino.

—¿Y qué tiene de malo? —Se le sienta en el escritorio y le quita el libro.-

—Ya sabes que no me gusta pasar desapercibida.-(?)

Asumiendo que estes en lo correcto, el problema no es la temperatura si no el rastro que dejas.

—El frío no entra, tonto. El calor sale... —Entra a la habitación y cierra la ventana.

—¿Qué lees?—

La ventana que abriste dea entrar el frio (?)

-Lo queda mirando desde la lejanía.-