— Me gustaría, pero creo que el pensamiento de Diona aun no le permitiría algo así. Digo, es mejor culpar a alguien más que darse cuenta que el del problema es la persona que más quiere. Al menos así, me odia a mi y no a su papá. — Envolvió al gato blanco mientras continuaba la conversación. Normalmente ignoraba o no le daba mayor importancia a los ataques de Diona, después de todo, se trataba de una niña; y las prioridades del pelirrojo estaban en otras áreas. Pero, no por ello no se había puesto a meditar sobre el porqué la pequeña le amenazaba con destruir la industria del vino.