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—Tengo algo para ti.

Una voz, nítda, vacía, ronca pero ajena al lugar, danzó tal cual luna llena sobre ese vacío hostal. ¿Tenía compañía, o acaso amaba hablar con las sombras? No lo sabría un espía, tampoco él mismo, pues la rutina, recaía en hablar solo, y después, enterarse de que el trabajo estaba hecho. El velo en suciedad se desvanecía en los enormes arcos, y la única mesa disponible, tentaba los dedos de Dickens, el hombre que solitario, depositó una carta en ella. ¿Qué sucedía allí? Fue la pregunta del leuteniant Satchel, el hombre, que hace semanas, perseguía al noble banquero.
 
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DanHarper · 100+, M
Predilecta su forma de mirar, trazó un diámetro lo suficientemente audaz, como para prevalecer en la estancia un buen rato; Cruzó los brazos encima de la mesa, se jactó de una sonrisa pasiva, y entregó lo que pretendía ser, el cartel de búsqueda, a la mujer enfrente suyo.

— Además, de pasarme por un trago, busco esto.

Aquel cartel no tenia nada en especial, solo letras, y un par de garabatos mal formados. ¿Cuál sería la reacción de aquella dulce mujer? En el estudio de los brujos en Arkhemyr, relataron como restos de un tacón < Barro en punta > había sido clavado en el cuello del clérigo... Además, cómo la zapateada por el suelo, guiaba cada posición y movimiengo que ejerció para abatir a todo el mundo. Sus pistas le llevaron al pueblucho, y su sospecha, que el objetivo era mujer.

Eso sí, no debió confundirla. Siempre fue cauteloso con sus palabras, de hecho, esperó a analizar cada gesticulación de su rostro; Así era cómo él trabajaba, viendo, oliendo, saboreando (...)
 
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