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A oscuras el relato empezó. Luego de años de lúcida soledad, sus ojos, encarnizados en la furia, se hicieron viso. Retuvo las palabras en su boca, la sed que poco a poco se carcomió su andar... Era un anciano, solitario, interrumpido por las sombras y cadenas del pasado.
 
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DanHarper · 100+, M
Había hecho lo correcto, ahuyentó la voz de su mente, demonizó la audiencia con la sotana del destino, arrastrándose tal gusano en el pasto cortado, fruncido en el silencio de esas huecas paredes.

—Que así sea, muchacho... Qué así sea.—


Rendido, sin ser fruto, el hombre no agoniza sino hasta que desprende sus cargas, tales como el remordimiento, la frustración del ser, el arrastrarse por el suelo por impedirse la muerte, sediento de su propia calamidad; Allí obtiene la visión, al viejo dueño de la morgue, al sujeto que porta entre sus manos un cráneo con bebida ancestral, la sangre del señor.

Dan la bebió, alzó sus rodillas como si en un zarzal de rosas hubiese caído, rindió sus manos a los laterales de las costillas flacuchentas, y en el ahinco de su tristeza, absorbió entre sus labios al cordero del mal.
 
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