« Back to Album
Esa voz, esa horrible voz. Nítida como la gélida vespertina. ¿Otra vez estaba allí, invadiéndole el estómago con falasias de un destino no descrito por él? Dante ya era un viejo, no necesitaba más explicaciones, estaba tirado, azotado sobre una vieja silla de madera, devorado por pulgas, la pudredumbre, y la desnutrición. Llevaba días sin comer, noches sin beber, y las sombras, las sombras se volvieron uno con su corazón, fundido de desgracia.
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
DanHarper · 100+, M
— Dime, ¿Le conociste?
Esa voz, esa horrible voz. Nítida como la gélida vespertina. ¿Otra vez estaba allí, invadiéndole el estómago con falasias de un destino no descrito por él? Dante ya era un viejo, no necesitaba más explicaciones, estaba tirado, azotado sobre una vieja silla de madera, devorado por pulgas, la pudredumbre, y la desnutrición. Llevaba días sin comer, noches sin beber, y las sombras, las sombras se volvieron uno con su corazón, fundido de desgracia.
— O-otra vez tú. —Con tosca respiración, muy apenas respondió, moribundo en el centro de la silla, a punto de partirse.
Add a comment...