Apenas haberlo atado en aquella silla, simplemente sonrió satisfecha pero faltaba algo más; era fácil adivinar que quería colocarle aún más cuerdas pero al no tenerlas a la mano. Salió a buscar más, para su desagrado se encontró con aquella escena donde su querido demonio era desatado, tanto trabajo para nada. Suspiro de manera pesada, era una niña pequeña pero: realmente entrometida dada que se había metido en un lugar sin ser llamada o necesitada. Dalia podía ser condescendiente pero no le gustaban que tocaran sus juguetes. Pequeña... Deja eso es mejor no tocar lo que no os pertenece Enrollo la cuerda entre sus dedos hasta hacer un guante, caminando a paso firme dejando que sus tacones hicieran un pequeño sonido, de ese modo simplemente se sento sobre el regazo del hombre helándose hacia atrás.