Lo escucho, aunque que el proceso soltó un claro bostezo de aburrimiento fue enrollando aquella cadena en su manos hasta asegurarla por completo. Por supuesto, ahora resulta que puedes comerme que idiotez mas grande estas diciendo Jalo con fuerza la cadena hacia abajo obligándole a caer de rodillas ante ella, de modo que levanto levemente su pierna, colocando la punta de su tacón el en su hombro. Sonrió acercándose hacia aquel bozal, abrió la comisura de sus labios para mostrar su lengua la cual pasaría con perversión por uno de aquellos metales.