Que parecía un día común y corriente; Ghost echado sobre una roca, majestuoso e indiferente a todo, y todos. Lo llamé, pero en vez de palabras, chispas de fuego salieron de mis labios. Y lo vi, a mis pies. Un cachorro de Huargo. Negro, como la noche. Y con ojos brillantes de amatista, que apenas buscaban abrirse.