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« Siendo apenas una niña, entre el hambre, el frío, la sed y las huidas en plena madrugada, ninguna carencia o dificultad me hizo retirar la mirada de mi verdadera ambición: El Trono de Hierro. Y en este punto, después de todo el camino recorrido, después de las despedidas y las muertes, puedo palpar más cercano mi objetivo. Algunos dicen: "El amor es la muerte del deber. El deber es la muerte del amor." Pues yo soy una Reina de cambios. Y tendré lo que por derecho me pertenece, así como lo que por corazón deseo. Sin dudar, sin claudicar. Con Fuego y Sangre. »
 

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