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DaemonTargaryen1576584 · 31-35, M
Afortunadamente Caraxes le sacó de un pequeño bucle de sentimentalismo en el que comenzaba a caer, al hundirse en un análisis sobre cómo desearía estar con ella. El mayor rió, después se llevó la diestra a los ojos para limpiar algo de polvo de las orillas.
Pero sabía que no podría escapar toda la vida de ella. Conforme pasaba el tiempo la princesa se volvía más perspicaz; lo acorralaria tarde o temprano como en ese instante. Cayó en cuenta de una realidad que era necesario admitir: ya no había inocencia qué proteger. Ella había madurado bajo el peso de las responsabilidades que eventualmente caerían en ella, y no había tiempo qué perder. Necesitaba prepararla para lo que venía, pues si algo era seguro era que iba a tomar partido por ella, toda la vida.
— No, Rhaenyra, no hay forma de que permita que me echen de nuevo. No hay tiempo qué perder, pues estoy seguro de dos cosas. — ...
Pero sabía que no podría escapar toda la vida de ella. Conforme pasaba el tiempo la princesa se volvía más perspicaz; lo acorralaria tarde o temprano como en ese instante. Cayó en cuenta de una realidad que era necesario admitir: ya no había inocencia qué proteger. Ella había madurado bajo el peso de las responsabilidades que eventualmente caerían en ella, y no había tiempo qué perder. Necesitaba prepararla para lo que venía, pues si algo era seguro era que iba a tomar partido por ella, toda la vida.
— No, Rhaenyra, no hay forma de que permita que me echen de nuevo. No hay tiempo qué perder, pues estoy seguro de dos cosas. — ...
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