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DaemonSgathan · 22-25, M
— Eso esta mal—

Gruño con cierto enfado, mientras sus ojos buscaban mirar a otro lugar, se sentó de inmediato y se colocó delante de ella, tomó a la castaña por la cintura con uno de sus brazos y la levantó como si se tratara de un saco de algo para llevarla de vuelta a la cama haciendo que ella se recostara sobre esta y comenzando a cubrirla con las sábanas y luego con la manta.

—Bueno, igual ya es tarde, le diré que salimos a pasear y se hizo muy tarde, por ahora puedes quedarte aquí, dicen que es mejor pedir perdón que permiso asi que aplicaremos esa filosofía cuando le expliquemos—
-Se mordió el labio inferior, preocupada por tener que decirle. Siempre la regañaba cuando salía de casa. Decirle esta vez en qué circunstancias lo había, seguramente le valdría el peor regaño de su vida.

—Me escapé... Quiero quedarme contigo... —Soltó a la rápida, tras haber reunido el valor necesario para soltarlo.
DaemonSgathan · 22-25, M
—¿Y por qué no?—

Se apresuró a cuestionar a la chica esperando una respuesta de su parte, aunque obviamente no iba a marcarle, ni siquiera tenía el número de aquella persona y tampoco estaba muy interesado en avisar, sin embargo el era astuto un hábil negociador que no tardó tiempo en ocultar la pantalla con la intención de obtener alguna respuesta por parte de ella.

—No es que te vayas a ir, aunque ahora tengo curiosidad —
-Al escuchar la mención de su padre, se levantó de la cama, tan rápido como pudo y corrió hacia a él para buscar quitarle el teléfono.

—¡NO LO LLAMES! —Exclamó la chica, sosteniendo entre sus manos las de Daemon y el teléfono. —Mi papá... —Se aclaró la garganta y se ruborizó de vergüenza, al no atreverse a decirle a Daemon.

—Mi papá no sabe que me salí del templo—Le miró anhelante. Esperaba no le preguntara por qué razón había salido de ahí, pero se conformaba que minimo aceptara no llamarle.


—Si quieres me voy... pero no le hables... —
DaemonSgathan · 22-25, M
—Bueno igual por ahora no esta en mis planes—

Contestó antes de estirarse un poco más caminando por la habitación buscaría una manta para so y voltearía a ver un pequeño sofá que tenían en la habitación no era grande pero el podía recostarse en el sin problema por lo cual lo hizo saltando sobre este y cayendo para acomodarse, el respaldo de brazos de aquel mueble no era alto por lo cual el podría usarlo como almohada improvisada y sus pies quedaban colgando un poco, había crecido ... pronto alcanzaría la estatura que tenía antes y eso lo emocionaba lo suficiente.

— podemos dejar el helado para mañana, deberíamos avisarle al dragón que estas a salvo, no es mi persona favorita en el mundo, pero tampoco quiero causarle un infarto o que no pueda dormir—

Aquello se le ocurrió al final mientras buscaba su teléfono, tomando este en manos, ni siquiera sabía si dicha persona usaba un aparato como ese.
-Se recostó de nuevo, esta vez de frente hacia a él, para observarle mientras se llevaba la toalla y acercaba la cobija. Y así, abrazando la almohada, le observó, escuchando su respuesta.

—No quiero que te cases con nadie... —Le respondió con voz suave y un tanto caprichosa, con los ojos un poco enrojecidos, por el conato de celos que la estaba invadiendo ante la idea de Daemon con otra mujer.

Entonces guardó silencio al darse cuenta de su propio comentario y avergonzada por su actitud, se cubrió la cabeza con las sábanas. Quizás, de un momento a otro, sentiría la cobija caerle encima-
DaemonSgathan · 22-25, M
— Porque ya estaba casado, y no quería —

Contesto ante la pregunta ignorando los reproches de la castaña, el sonido del secador de cabello haría que su respuesta se escuchara con un poco menos de fuerza y el trataría en gran medida de evitar responder de otra forma aquella pregunta, terminaría de secar los cabellos de ella para dejar aquel objeto al lado de la cama pasando sus dedo por los castaños de la chica para asegurarse que estuvieran secos, tras ello volvió a levantarse y tomo la toalla, ahora con el cabello completamente seco podría recostarse bien en la cama.

— Bueno, ahora creo que el frio debe de ser menos—

dijo sonriendo y estiró un poco caminando para buscar una cobija un poco más gruesa que acercó a la chica por si tenía un poco más de frío, le mir´fijamente y guardo silencio lo cual debiera prevenirla sobre el que vendría una de sus clásicas respuestas.

—Además ahora soy joven, se vería raro.—
-Aún tiritando, jadeó en protesta a su orden. Lentamente y soltando un bostezo, se sentó en la cama, abrazando aún la almohada y dejó que Daemon le secara el cabello. Se quedó en silencio unos segundos, siendo solo el sonido de la secadora llenando la habitación, que estaba impregnada del aroma a colonia del albino. Se observó la mano que tenía apoyada en la almohada que abrazaba y reconoció el brillo del oro tallado, el anillo de matrimonio que había tomado tiempo atrás del joyero de esa misma habitación.

—¿Por qué no volviste a casarte? —soltó de improviso, sin pensar siquiera en lo que su pregunta pudiera acarrear-
DaemonSgathan · 22-25, M
—Ahre, la que terminara enfermandose serás tu y luego me reclamarán el porque carajos te enfermas, al menos estoy seguro que el idiota del carro deberá cambiar una o dos llantas. —

Dijo de inmediato al salir del baño y voltear a ver a la chica castaña que ya se había acomodado en la cama, no era la primera vez que cedería ese sitio a ella por lo cual solo se acercó pasando su mano por el cabello de la chica y con cuidado buscó algo en el armario encontrando una secadora de cabello, no era broma que creciendo rodeado de hermanas sabía usar esa clase de "herramientas" por lo cual conecto esta y buscó una temperatura que no fuera a dañar el cabello de la chica.

—No te puedo dejar dormirte, el cabello aún esta húmedo así que sientate para que pueda secarlo —

pidió de mala gana ciertamente pero era porque estaba preocupado por que no fuera a resfriarse.
-Tiritaba de frío, ahí, de pie junto a él. Tomó la toalla que le ofreció y soltó un leve "gracias" mientras comenzaba a secarse el cabello con esta. Cuando el albino se encerró en el baño, aprovechó para desamarrar los listones del frente de su vestido, quitarse las botas para la lluvia y desnudarse por completo, manteniéndose envuelta en la toalla.

Alzó la vista, observando la cantidad de ropa femenina que había en el vestidor, toda la gustaba, pero no se atrevía a tocar nada. Finalmente, vio una bata de manga larga de algodón, con delicados encajes en las bastillas y las mangas. Se la colocó sobre el cuerpo desnudo, quedando esta, aún demasiado larga que le quedó justo hasta los tobillos. Tenía mucho frío, por lo que se aproximó a la cama y tras haberse secado el cabello, colgó la toalla en la cabecera del lecho, para luego meterse bajo las sábanas para calentarse el cuerpo.


Se recostó de lado, abrazando una almohada y cerró los ojos, dándole la espalda a la puerta del baño

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