El hombre se extrañó por la pregunta y levantó su ceja como si no diera crédito a que se le preguntase tal cosa.

—En mi línea de trabajo te acostumbras a salir herido, con el tiempo el dolor deja de ser un problema, además nunca me ha gustado mantenerme quieto—

*Ante eso último no pudo evitar rascar la parte detrás de su cabeza y soltar una risa*

Le dejó una expresión incrédula en el rostro la tranquilidad con que enlistó sus males pero más que eso, como minimizó la gravedad. —Eres de este planeta ¿cierto? Porque... no deberías estar en pie. Es muy masoquista de tu parte...

—Estoy bien, solo son unas cuantas costillas rotas, quemaduras de tercer grado por ácido entre otras cosas, pero estoy bien, me he recuperado de peores—

—Soy enfermera y me preocupa ver tantas heridas. Me da ese impulso de sentarte en el banquillo y curar todas ellas.

—¿Como?—

¿Ni siquiera un escándalo a nivel profesional?