—Ella solo le miró con inquietud, más cuando comenzó a reír de esa manera.—

Me temo que, al final si no es usted, será alguien más. —Se llevó la mano sobre el pecho, tocándose con la yema de los dedos solamente.— La batalla atrajo miradas. —Se detuvo bruscamente. Solo asintió con la cabeza, decidiendo que no debía meter más a ese hombre en sus problemas.—

Su camino será difícil. Solo deseo que sea largo y no tan difícil como lo ha hecho sonar.

-Este no pudo evitar reírse ante tales palabras, se acercó a la mujer y sacó su apreciado emblema, la joya tenía un hermoso color rojo, el cual no cambió de color-

—Los designios del hombres no son designios de Elohim, sin embargo si así lo desea puedo venir a visitarle de vez en cuando, para asegurarme de que siga el buen camino claro está—

-Aquella experiencia cercana a la muerte le había cambiado un poco, el Daeir de antes jamás bromearía de esa manera-

¿Sabe usted... Que su religión me ve como maldad? Porque mi existencia longeva atenta contra la naturaleza misma. La maldad no se erradicará de estas tierras hasta que yo me vaya de ellas o muera.

—Miró sobre su propio costado.— Así que... Estamos en un dilema.

—Es probable, ya sea por que mi destino se cumpla o por que mi deber me lleve a tierras sumamente lejanas, es posible que tenga que dejar de deambular por aquí en cuanto el último de "El mal" que azota al mundo desaparezca de esta región—

-Habló con honestidad pues el era franco y pocas veces mentía con dolo, menos en temas tan delicados-

No lo sabía.

—De hecho, aquellas palabras le dejaron sumamente asustada. Había descubierto que ese hombre delante de ella era realmente singular, por mera numeración, un rezago de un dios benevolente.— Me siento dolida por usted ahora. Porque, al haber tan pocos como usted... Existe la posibilidad de que no vuelva a verle. ¿Cierto?

—El conocimiento de las artes arcanas es lo que se arrebata, al no práctica magia, a través de las generaciones la mayoría de sociedades humanas fueron perdiendo sus conexiones con las líneas ley o con los espíritus—

¿Otra fe? ¿Que clase de fé puede disminuir la magia de quienes le generan? Eso que dice suena... Extraño. Como si les arrebatara en vez de darles...

—Bueno es lo que deja que la mayoría de la humanidad se alejase de las artes arcanas para seguir ciegamente una fe que hizo que su mana se debilitase tanto que sólo unos pocos podríamos ser seleccionados Paladines—

¿Es que hay más como esos demonios? ¿Y es usted el único paladín de la zona? —Se notó extrañada, y quizá, un poco molesta con su propio comentario.— No puedo creer... Que pase usted solo por todo eso... —Cerro el puño suavemente.—

—Es una larga historia...¿Recuerda la criatura a la que nos enfrentamos en el bosque? Me tope con uno de alto nivel, tan alto que el del bosque parecía juego de niños—