El valor y la dedicación, por encima de todas las cosas, es de la primeras cualidades de un guerrero, es exactamente la que posees Daeir. –le dió una sonrisa tras decir lo anterior, sujetando de sus manos unos segundos antes de soltarlas– Solo intenta darle el descanso apropiado, recuerda que tienes que estar en la mejor condición para dar lo mejor durante alguna batalla.
-El Paladín guardó silencio, si bien sus manos le pedían descanso, el estaba acostumbrado a entrenar hasta el límite, tal vez la gente del mundo exterior no lo entendía- No entenderías lo que implica ser un caballero Lady, esto es necesario, que mi cuerpo no lo pueda aguantar, implica que aún no soy lo suficientemente fuerte.
Sus manos le piden descanso... – Dijo en tono de preocupación por la sangre que había caído en gotas al suelo– bueno... ciertamente es un paladín, las viejas costumbres no se irán así se fácil – Dió un suspiro, antes de ponele el pañuelo alrededor de su mano más lastimada–
-No se había percatado que de nuevo había sido seguido por esa persona, sin embargó agradecía la ayuda- Entreno hasta el límite, si las habilidades no se entrenan a diario, se oxidan.
No deberías sobre esforzarse de esta manera – se acercó con delicadeza, interrumpiendo lo que estaba haciendo. Tomo un pañuelo que solía llevar consigo y sin su permiso, le ayudo a limpiarle sus manos–... Daeir... Puedes lastimar más tu manos, si sigues así ...
-Estaba tan concentrado que no notó la presencia, siguió con su entrenamiento hasta que su espada se le cayó de las manos, sus manos estaban sangrando y no podía ni abrirlas o cerrarlas por el dolor-
