-Asintió e hizo una reverencia en agradecimiento por la ayuda brindada y simplemente procedió a seguir su camino-

Volveré y liberare a todos los niños, lo prometo...

-Dijo aquello en un susurro para si mismo mientras volteaba a ver a la ciudad una última vez y finalmente adentrarse en el bosque para así salir lo más rápido posible de aquella deprimente nación-

Entiendo... En ese caso... Le deseo mucha suerte y éxito en su viaje.

—Se inclinó ante él tal como lo había hecho anteriormente.— Le recuerdo únicamente que ya no hay gente con magia en esta ciudad, fueron llevados a esa torre. Yo solo puedo sacar a uno cada tres o cuatro días, pero de los que encuentro vagando por la ciudad.

—Comenzó a caminar fuera del camino marcado, entre los árboles y alta maleza, al parecer sin rumbo fijo.— La flor que le di, es capaz de ocultar su magia y parte de su presencia... Le recomiendo que la conserve.

-El rubio cenizo asintió, para luego guardar el mapa original en el ítem box-

Si, podría solucionar toda esta situación yo solo, sin embargo todo se transformaría en un baño de sangre innecesario.

-Volteó a ver hacia la ciudad la cual tenía una atmósfera gris y triste se viese por donde se viese-

Sin embargo, si los refugiados reciben entrenamiento en el Principado, podré ayudarlos a recobrar sus vidas, si son ellos, no cabría duda que los que se sienten oprimidos los apoyarán y los verán como libertadores.

-Todo eso había pasado por su cabeza en el camino, el sacar así como así el solo al gobierno de esta nación, no haría más que dejar un vacío de poder que sería incluso hasta más peligroso-

—Tomó el mapa que le había mostrado, observando los puntos que le había indicado el el mismo.— Nunca he ido en dirección del bosque de los elfos, mi señor. Aunque puedo escuchar y comprender la naturaleza, las bestias que allí viven son agresivas para los forasteros e incluso los locales.

—Le regresó el mapa.— No se preocupe, puedo hacer una copia del mismo, para que usted no se quede sin él. —Dicho esto, comenzó a murmurar un canto, en un idioma desconocido (druida), mientras extendía las manos hacia delante. Se materializó entonces un mapa, aunque no del todo físico, que tenía los puntos importantes que le había indicado.—

¿Piensa partir entonces, mi señor?

-De su ítem box, una habilidad que le permitía guardar objetos gracias a su magia de vacío, este sacó un mapa, se acercó a la mujer para que pudiera verlo bien-

Estamos aquí, cuando saques a alguien de la ciudad mantenlo unos días en tu casa y luego sigue el bosque que rodea a la ciudad hasta dar con el paso a la montaña.

-Dicho eso le entrego el mapa detallado de la zona a la mujer-

Enviaré un halcón mensajero en cuanto llegue al bosque de los elfos, les avisaré que reciban a los que tú lleves como refugiados en el Principado.

—Se sorprendió por la naturalidad por la que le había pedido "ayuda" para resolver el problema; su instinto guiado a la bondad le hacía querer seguirlo (o el aura que desprendía, no lo discernia del todo), por lo que se limitó a asentir y caminar con el joven. Pronto, el guardia los visualizó, pero era claro que no quería tener problemas ya que no hizo más que un gesto con la mano hacia ella, tomando como irrelevante al encapuchado que la acompañaba.—

No sé... Que podría hacer ante tan poderoso enemigo.

—Por fuera se denotaban casas, pero austeras y separadas entre si, en apariencia solitarias, aunque era claro que había personas viviendo allí.—

Este camino lleva a su destino, mi señor. —Indicando el amplio que se dirigía al bosque, algo oscurecido.— Mi hogar no tiene un camino fijo, ya que puedo ser fácilmente encontrada por ellos. Sin embargo, los espíritus me permiten resguardarle si es que lo necesita.

Comprendo...

-Entendía que el solo probablemente no podría solucionar la situación sin volver todo un tremendo baño de sangre, así que se puso su capucha y comenzó a caminar hacia la puerta custodiada por aquel guarda-

Vamos Lady, luego le indicaré exactamente que es lo que puede hacer para ayudarme a resolver esa situación.

—Se sintió admirada por el aura que desprendía, a pesar de llevar su flor para evitar que lo notaran, por eso evitaba verlo de frente.— En ese caso... Querrá hacer primero su deber de viaje. Esto ha ocurrido hace años, yo tengo dos apenas tratando de sacar gente que llega, pasa por aqui, o nace...

—Caminó un poco hacia la calle. Estaba ya atardeciendo, por lo que la gente comenzaba a retirarse con prisa, y se notaba más movimiento por parte de los soldados.— Cuando los toman, algunos son llevados hacia ese lugar. —Le indicó una torre que sobresalía, tras una pared de una fortaleza bastante ancha y resistente.— No saben para qué cosa... Pero no sé vuelven a ver.

—Le indicó ahora la puerta de salida, custodiada solo por un soldado.— Esa es la puerta que conduce al bosque donde me refugio, no está tan fuertemente custodiada. Por allí puede seguir su camino, mi señor...

-Guardó su emblema y acto seguido negó ante aquella pregunta con su cabeza-

Necesitaba pasar por acá ya que queda era la vía más rápida para llegar a la nación que alberga al bosque de los elfos.

-Volteó de nuevo a ver los afiches y apretó su puño con fuerza, una cosa era cazar magos adultos pues estos en mayor o menor medida podían defenderse, pero con niños, para meter a los infantes en su conflicto imaginario, era algo de una maldad indescriptible-

Pero ahora que el emblema lo ha marcado, no tengo más opción.

Sé que es un paladín, mi señor. Los espíritus me lo dijeron, por eso me acerqué a usted con tanta prisa...

—Se inclinó ante él.— Soy Natalie. Normalmente me dedico a hacer medicina de las plantas, pero no puedo estar demasiado tiempo en la ciudad por los motivos que ya le comenté... —Se incorporó de nueva cuenta, pero no lo miro al rostro directamente.— ¿A eso ha venido a este lugar tan peligro?