- Si, Dante, si! Mataremos demonios y le diré a mi príncipe V que venga a jugar conmigo más amenudo. Dejaré ese maldito lugar y si alguien decide llevarme lejos de ti, simplemente le daremos una bala enmedio de los ojos.
-Simplemente movió su rostro de adelante/atrás en afirmación a la respuesta del albino. Después alzó su vista a él y simplemente señaló.- -Odio ese lugar, tengo miedo de entrar.
-Sonrió ampliamente mostrando esos pequeños dientes de infante, después señaló con su otra manita y aún sosteniendo con su otra mano al afale hombre.- -A-llá,... En la escuela. -Caminó a la puerta de aquel resinto para guiarlo al lugar donde transcurren esas manifestaciones. Al salir, la calle resultó ser mayormente oscura, silenciosa y más tétrica que de costumbre, así mismo, Sapphire no dudó en mantenerse sujeta al albino hombre mientras le guía entre callejuelas, calles y avenidas; todas completamente. -Ahí... -Dijo deteniéndose al inicio de una siniestra calle y señalando una edificación muy vieja, enorme y resguardada bajo un enorme enrejado. En ese momento, mordió su labio inferior y apretó con más fuerza la mano de Dante, indudablemente está asustada.-
- ¿Pizza? Pero... Ahí no hay pizza en... -Quedó pensativa por breves segundos, después añadió en un intento por llegar a un acuerdo.-
- Hay muchas galletas de miel, algunas con chocolate y otras con nuez. Puedo tomarlas de la cocina mientras matas a esa cosa horrible. ¿Hacemos trato? -Estiró su pequeña y regordeta mano.-
- Se aparece en los pasillos, baños, a veces en los salones o en la biblioteca. -Suspiró con tranquilidad, por fin alguien le había creído.- -Pero en las madrugadas, suele hacerlo en los cuartos. -Mordió su labio inferior, es claro que no quería regresar, pero debía hacerlo para dar con exactitud de aquel ser y Dante pudiese hacer algo, pues no cualquier adulto haría eso por un pequeño que según diría mentiras a causa de la "imaginación".-
