—Le era imposible resistirse a los encantos de su melliza, a esa figura escultural, al sabor de sus labios y a la calidez de su cuerpo pegado contra el propio, nada importaba cada vez que su hermana se proponía provocarlo y Darrell jamás pretenderia resistirse.— Vámonos de aquí... —Dijo exigente y tomando de la mano a la contraria se la llevó con notoria prisa escaleras arriba, su habitación o la propia, daba igual cual fuera lo único que importaba era qué cuatro paredes y una puerta resguardaran el secreto de su pasional acto—
Sonrió tras esa confesión, ella tampoco tenía ya la motivación de ir a otro lugar que no fuera su habitación o la de Darrell, pero estaban ahí, en el recibidor con riesgo de ser vistos, en el peor de los casos por su hermano mayor, Dorian. En el mejor, Desirée.- Haré lo que tú me pidas, Darrell. Iré a donde vayas, no me importa el lugar, sólo el estar contigo... -Le habló contra los labios al seguirle besando ya sin freno ni calma, hasta el labial se le había corrido y su peinado recogido amenazaba con arruinarse de seguir así.-
‒Estaba en un gran predicamento pues ya no sabía de qué tenía antojo en ese momento y si debía ser sincero su hermana estaba ganando la batalla contra cualquier tipo de comida que pudiese encontrar afuera.‒ No lo sé... tal vez no tengo tanta hambre. ‒Correspondió ese beso y enseguida buscó otro más, uno menos suave, más pasional, aderezado con esa pizca de adrenalina por el simple hecho de estarse besando en el recibidor de la casa.‒ Si no nos movemos alguien nos va a ver.
-Ambas manos emprendieron viaje lento por el pecho de su hermano hasta sus hombros, extendiéndose para abrazarle en un suspiro que dio respuesta a esa pregunta.- Que difícil ~ ...-Acercó su rostro al de su mellizo, buscando sus labios para tomarles en un beso lento, dulce y pausado- Pero vamos, quizá encontremos como aprovechar el tiempo al volver ¿Eh? ~
‒Su sonrisa se amplió, claramente complacido por el acercamiento ajeno.‒ Depende de como pretendas que pasemos el tiempo... podríamos incluso perder la reservación si quieres. ‒Envolvió la cintura de su melliza con su brazo derecho, sintiendo esas pronunciadas curvas apegarse a su ser.‒
