-La molestia en el rostro de Roxanne se hizo notar de inmediato. ¿Esposa? ¿Había escuchado bien? No podía creerlo, solo puso mostrar una sonrisa completamente falsa; dejándose ver un tanto el marfil de sus colmillos alineados. El padre de la pelinegra se acercó al líder contrario, aclaró su garganta y suspiró al ver a su hija.- Mi Señor. Usted sabe que no somos tan poderosos como lo son ustedes, pero el territorio en donde se encuentra nuestro clan es valioso, mucho. Le ofrezco compartir dicho territorio y la expansión de las fronteras, así como lo que quiera pedirnos. Sabe que estamos a sus servicios, ¿no es así, Roxy?- Miraba de reojo a la joven, aún impactada ante tal noticia, pero no podía negarse, solamente asintió y miraba fijamente a su futuro suegro.- Tal como dice mi padre, mi lord, es lo que podemos ofrecerle, así como un vínculo teniendo más descendencia con su hijo.-

Decidió ignorar todas aquellas formalidades, miro aquella joven frente a él y así mismo a su familia, no parecían nada extraordinario, pero aún así debía seguir órdenes por lo que limito a asentir en silencio. Su padre se pudo de pie con aquel aire de superioridad que lo rodeaba, mirando a los Bonnet como si de carne fresca de tratara, no eran una de las familias más poderosas, pero aquella unión traería ciertas ventajas por territorio, se aproximó a la joven, la tomo por la muñeca con algo de fuerza de modo que pudiera examinarla mejor, para luego soltarla y volver a su asiento
—Ya hemos hablando del trato, su hija pasará a ser la esposa de mi hijo, con los derechos y claro los beneficios que el nombre lleva, esa es su ganancia ¿Cuál es la mía?— Menciono el líder de los Blackesley sin dejar de mirar al padre de la joven

...mi primogénita y heredera, Roxanne Bonnet.- después de aquello, la joven hizo la misma reverencia hacia la familia anfitriona, dibujando una sutil y casi imperceptible sonrisa por la presentación.- Un placer estar aquí, agradecemos mucho sus atenciones. -Al reincorporarse, observaba fijamente a Daven, asimilando que él era uno de los tantos hijos de la familia.-

-La joven solo rechinaba los dientes, ya no deseaba discutir con sus padres, menos siendo invitada en un elegante y precioso lugar. Las puertas abiertas, mientras se despojaba de aquel abrigo de piel que cubría un recatado conjunto formal para la ocasión. Sus cabellos azabache ondearon con su andar y, su padre le daba el brazo para que se apoyara en el mismo. Sin importar el disgusto, amaba a sus padres y aprovechaba cualquier gesto para mantenerse cercana a ellos.

Al llegar al salón, no hizo más que despertar su curiosidad, mirando de un lado a otro toda la arquitectura que hacían del recinto una obra de arte en fotografías o postales. Los tres Bonnet se detuvieron y, los padres de la joven hacían una reverencia, símbolo de respeto, hacia los miembros de la familia Blackesley.- Lord y Lady Blackesley. Es un gusto que nos reciban en su hogar.- decía el vampiro hacia ellos.- Por favor, permítanme presentarles a mi querida esposa, Lady Bonnet y a...

Pronto la puerta fue atendida por el mayordomo de la casa que hizo pasar a los invitados, recogió sus sacos y los guío hasta la hasta el salón donde la familia Blackesley los esperaba. Sentado en el gran sillón frente a la chimenea, en el sofá esperaban su nueva esposa y Daven el segundo hijo de la familia. Sabía bien el motivo de la reunión y aún que no estaba del todo de acuerdo con ello tampoco podía negarse

... las puertas de esa vivienda, esperando recibir alguna respuesta pronta.- Ya te dije, madre... No me gusta acompañarlos a sus reuniones. Siempre me aburro y no me dejan quedarme con mis libros. -Susurraba la pelinegra a su madre, queriendo parecer una niña pequeña haciendo un berrinche por no cumplirle sus caprichos.-

-Deberes son deberes, al menos para su familia es importante velar por conservar la pureza entre ellos. ¿La sangre debe purificarse? Claro, no hay de otra, así decidieron vivir desde siglos atrás; no tienen escapatoria mas que vivir como unos "no muertos" por todo el mundo, con esa sed insaciable al poder y la sangre. Llegó el día en que la familia Bonnet acudiría a una reunión importante, tanto que se solicitó la presencia del líder del clan Bonnet, su mujer y su primogénita. ¿La razón? No estaba del todo clara, por lo menos para la joven vampireza. Durante el trayecto se mostraba en completa calma, leyendo una y otra vez otra línea de su libro en turno. Sus padres, ambos de semblante más autoritario, solo rechistaban y dedicaban miradas de disgusto al no notar ninguna emoción en su hija. ¿Qué esperaban de ella? ¿No recordaban que odiaba las reuniones tan formales?

Llegaron al sitio, bajaron de su vehículo y, el padre de Roxanne, tocó con delicadeza la madera de...