Estiró los brazos para empujar a su hermano y que este no la abrazara, pero no logró su objetivo, ya que aquel era mucho más fuerte que ella a pesar de que ella igual poseía una gran fuerza. Escuchó cada una de las palabras del mayor en un intento de querer consolarla, pero entre más lo intentaba aquel; el volumen de sus lloriqueos aumentaba. Pasaron varios minutos antes de que la menor comenzara a ceder ante las palabras de su hermano, ahora sollozando volteó la cabeza para poder recargar su frente en el pecho ajeno con la mirada hacia abajo para que este no la viera de esa manera; definitivamente estaba exagerando.

— No estoy dramatizando, pero así lo hiciste sonar Onii-chan. ¿Tan molesta te parezco cuando lloro? ¡Entonces no me hagas llorar con aquellas palabras tan feas que dijiste! ¡No quiero ser una molestia para ti! ¡Quiero ser útil! —