A diferencia de su hermano mayor, la albina se mostró contenta con la presencia de aquel superior, esperando a que terminara con aquellas palmaditas y poder darle un abrazo a aquel demonio pese a que aquel no fuera capaz de demostrar el mismo tipo de afecto.

Volvió hacia donde estaba su familiar e intentar arreglarle un poco la cabellera antes de subirse a su espalda como si este la fuera a cargar "de caballito", recargando el mentón sobre el hombro de este y esperando atenta a las instrucciones del otro demonio.

— ¿Reunión a esta hora? ¡Pero es la hora del almuerzo! ¡Onii-chan y yo queríamos ir a cazar a una aldea cercana de aquí! Me parece injusto. Onii-chaaaaaan, haz algo, dile algo, dile que no podemos. —

Comenzó a agitar a su hermano de los hombros, dando señal a que un berrinche estaba próximo a venir.