— ¡Tan inteligente como siempre! ¡Algún día seré como tú! Pero aguarda... —

Aún con la sonrisa en el rostro, y la emoción brotando de ella controló parte de su faja para que unos cuantos pares de tentáculo detrás de ella surgieran de ella y con estos, almacenó cada uno de los brazos que su hermano le había traído, volviéndose tridimensionales y planos dentro de la faja. Tomó la calabaza una vez vacía, y tomó la mano de su hermano como cuando eran pequeños; entrelazando sus delgados dedos con los de él y comenzó a jalarlo como señal de que corrieran.

— ¡Onii-chan vamos! Hoy será una noche divertida. —