Aquel último gesto parecía el típico movimiento que intentaba consentir a alguien, por lo que se acercó lentamente hasta su hermano levantando las cejas a la vez que se asomaba a ver el contenido de la calabaza. Una sonrisa maliciosa volvió a aparecer en su rostro, dando unos ligeros saltitos en su posición acompañados de unos aplausos.
— ¡Y son de mujeres jóvenes! ¡Tal como me gustan! ¡Gracias Onii-chan! ¿Y tú que comerás? —
Metió la mano sacando de esta un brazo, al cual le dio un mordisco para arrancar la mano, dejando lo demás dentro. Sostenía la mano entre las suyas, como si se tratara de una barra de chocolate comenzó a dar mordidas.
