—¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Quiero sus ojos Onii-chan! ¡Colguemos sus sesos también como bandera y mandémosle un mensaje a todos los demás Hashiras! ¡Malditos hijos de puta! ¡Ve mis piernas como quedaron! ¡Mis piernas! —

Sus manos pasaron a ser puños, golpeando el suelo de la desesperación, quería vengarse en ese mismo instante de aquel estúpido Hashira. Estaba a punto de comenzar a berrear nuevamente, hasta que sintió el tacto de su hermano, calmándose poco a poco, enjugándose las lágrimas con una parte de su faja.

Levantó la mirada para verlo directamente a aquellos ojos amarillos, y conforme los sollozos iban cesando, se concentró lo suficiente para que las heridas que tenía en el rostro comenzasen a regenerar aquellas partes de su cuerpo ensangrentadas por el daño ocasionado debido a su pelea con el hashira. Una vez que volvía a lucir hermosa, se abalanzó a los brazos de su hermano, comenzando a llorar ocultando su rostro en el pecho desnudo de aquel. (+)