Eso lo veo difícil... Sabes como soy. -*Dejo salir un suspiro pesado, se le hacía difícil decir no a los demás, ya que le gusta mucho ayudar*- aun así, trato de estar enfocada

Observó a la viajera, percatándose de la problemática por la que esta pasaba. — Si me permites opinar, quizá deberías dejar de ayudar tanto a la gente, y dedicarte a explorar las naciones que te encuentres sin mirar atrás. Después de todo, tu meta principal es encontrar a tu gemelo, ¿No? Quizá regresar sobre tus pasos no sea mas que una perdida de tu valioso tiempo. — Dio un pesado suspiro al finalizar su comentario.

Asi es... Lo triste es que sigo sin pistas de mi hermano

*Comentó tras dejar salir un leve suspiro de nostalgia, ella en verdad echaba de menos a su mellizo y aun no sabe que fue de él cuando los separaron*

Escuchó con atención la historia de la viajera. Si no fuera por que le consta que esta se ve involucrada en varias situaciones fuera de lo común, pensaría que sería algo inventado. — Ya veo. Sí que se te han complicado las cosas. —

Muchas cosas han pasado

*La joven rubia se sentó en algún lugar para estar más cómoda y le fue narrando todo lo que a pasado, con cada detalle desde que llegó a Liyue y regresó, le tenía confianza desde que descubrió su identidad como el hereo oscuro y cuando le ayudó a seguir en el anonimato*

— Toalla y bebida. ¿Venias preparada? — enarco una ceja, mientras tomaba con su mano diestra el objeto que le fue ofrecido. Si bien, Diluc solía estar alejado de la mayoría por cuestiones personales, había tenido oportunidad de interactuar con la viajera pero, ¿qué haría a la chica elegirlo cómo confidente para sus aventuras? Seguramente seria mejor ir con alguien cómo Kaeya o Lisa, quienes eran buenos conversando.

Terminó de limpiarse el sudor y regresó aquella toalla. — Te escucho. —

*Lumine mostró una sonrisa mientras le pasaba una bebida*

Solo contarte como me fue en Liyue... Ya que recuerdo que te contaría

*Comentó tras dejar salir un suspiro, es obvio que no consiguió pistas sobre su hermano*

Escuchar una voz ajena en aquella área lejana que había elegido para entrenar sorprendió al joven. Había sido sigiloso a la hora de salir y que nadie lo siguiera. Al darse cuenta que se trataba de la viajera, suspiró. — Ah, eres tu. — Tomó aquella toalla con su diestra, utilizándola para secar el sudor que caía sobre su rostro. — Gracias. Charles me comentó que habías ido a la taberna la semana pasada. ¿Necesitabas algo de mi? —

¿Que tal te fue en el entrenamiento?

*Pregunto la rubia mientras le pasa una toalla*