-No se opuso al abrazo de Deva, tampoco mostró mayor emoción cuando vio a Siegfried vestirse. Era completa indiferencia. Ladeó el rostro en dirección a la cabeza de Chordeva, con la intención de apegar la mejilla, de manera cariñosa contra la frente de ella.
—Tienes razón... debí ser más agradecida de dejarme ver qué clase de "hombre" es ese con el que estás ahora... —Ahora su vista se posó en el susodicho, sonriendo de lado, un tanto maliciosa por lo que estaba a punto de soltar. —Veo, querido, que has perdido noción del tiempo ¿Tanto tiempo, dices? vamos, pero si no ha pasado ni un mes desde que retozamos en mi cama y me decías cuanto me deseabas. Ah... pero bueno, ahora sé que tu madre tenía razón. Eres muy poca cosa para mi. — Su lengua envenenada soltó todo aquello con saña y rencor. Apartó la mejilla de la frente de Deva y acercó los labios para dejarle un beso.-
—Todo tuyo, querida... —Y se desvaneció en el aire como el humo que emergía de la hoguera.-
-Una visita inesperada, la boca del albino se mantuvo sellada al menos los primeros segundos, dejaría que las hermanas hablarán inicialmente, hasta que, su silencio fue roto por una risa que provino de sus labios-
Saludos también para ti, Yuki. Me sorprende que aún sigas mi rastro.
-Fue entonces que este acomodo mejor su camisa, cual hombre de negocios, no respondería a sus comentarios, incluso, su tono de voz estaba cargado de una curiosa cordialidad como si fuese una visita más que nada-
—¿Hm? Yuki, qué agradable visita —la sonrisa de Deva denotaba falsedad y su mirada afilada escudriñó el rostro femenino por un par de segundos. Era tan bonita, aún cuando se encontraba molesta; corrección, era más bonita cuando estaba molesta por causa de la misma Deva—, iba a preguntar si te pasas por aquí para felicitarnos, pero me has respondido con tus palabras infantiles. Creo que has olvidado, hermana, que Siegfried originalmente estaba destinado a ser mío; solamente he recuperado lo que me tocaba —se abrió paso hasta Siegfried y le acarició la mejilla, pero únicamente tuvo contacto con él por un breve lapso, pues no se detuvo hasta llegar a las espaldas de Yuki—. Te lo presté un rato ¿y así me pagas? —la rodeó por la cintura en esa posición y colocó su mentón sobre el hombro femenino— Qué malos modales.
—Asi que de esto se trataba ¿No? —Se materializó en medio de las sombras que la habitación dónde aquél par jugaba proporcionaba, gracias a la cálida luz de la chimenea y que poco a poco dejó ver a la dama de bermeja melena que enrollaba juguetona y distraídamente un mechón de su cabello.—Jamás me imaginé, Sieg, querido, que fueras tan poco hombre para hablarme con la verdad. Pudiste decirme sin rodeos que jugueteabas con mi querida hermana.—
Soltó un suspiro cargado de fingida decepción al tiempo que descruza las piernas para ponerse de pie y acercarse al fuego, observando las brasas consumirse por este.
—Aunque bueno, no te culpo, es hermosa, sólo un imbécil dejaría pasar semejante oportunidad. Qué mal que ella no se tenga tanto valor como para elegir no recoger lo que yo tiro. —
Tras esto último, soltó una sonora carcajada, bastante divertida por la situación.-
