— ¿C-Cómo puedes decir eso? No me he puesto mi perfume... — Murmuró apenado el príncipe beluga, temblando a manos del canino y ante su acercamiento corporal. Las manos contrarias acariciaban sin pudor sus caderas, causando un mayor rubor en sus mejillas y que su corazón palpitara aceleradamente.
No entendía por qué Red disfrutaba de su olor, a sabiendas de que el beluga tenía problemas hormonales con su eterno aroma a feromonas. De hecho, en más de una ocasión el canino había sido afectado por este olor y temía de que aquella seria otra circunstancia igual o peor.
—Jajaja es una broma, creía que los pecesitos tenían sentido del humor~
-La lengua del can degustaba el sabroso sabor de los labios de Daleth, avanzando una pierna entre las ajenas acercándose más, la posición era un poco sugerente para estar cerca de los aposentos reales pero a Red no le parecía importar el peligro cuando estaba ocupado..-
-Sus manos palpaban con lentitud, perdidas en las caderas del joven Beluga, tenía que admitir que el príncipe tenía su atractivo y un olor muy atrayente para él-
Esos besos se tornaron un tanto agresivos ante las mordidas y lamidas del canino sobre sus labios, experimentando la mezcla del sabor metálico de su propia sangre y de la cálida saliva contraria. Era una mezcla de sabores desconocida para él, pero bastante agradable a su paladar.
— Red...Yo... — Iba a decirle su opinión con respecto a esos besos, pero fue silenciado por las caricias que el mayor le ofrecía en su cintura y caderas al tenerle así de cerca en ese abrazo, sonrojándose mucho más y mordiendo su labio inferior, reaccionando a dichos estímulos.
— ¿D-De qué hablas? Red...¿Qué es lo que no terminará a-aquí?...
-Al ser de los primeros besos a mordidas que daba Red no tenía auto-control de sus impulsos e inevitablemente en esta ocasión le quedarían las marcas sobre los labios al pobre Daleth. Aún así él era como un cachorro que lamía después de morder entonces dió alivio al príncipe con el gentil toque de su lengua-
—.....
-Una sornisa se iba dibujando entre besos al ver que el príncipe le seguía el ritmo, quería apegarlo a su fornido cuerpo y afirmó las manos a su cintura dándo inicio a un coqueto jugueteo con sus manos allí-
—Nada mal.. De algo te sirvió mirar tanto pero no termina ahí..~
— N-No lo entien... — Dáleth parecía un tanto confundido por las últimas palabras dichas por el pelirrojo. Pero su pregunta fue omitida, al momento en que el canino se acercó a sus labios y los besó sin ningún tipo de pudor, causando que el rubor en las bronceadas mejillas del beluga se enrojecieran al máximo.
Su cuerpo parecía quedar inmóvil por esas muestras de deseo, pero lentamente se dejaba llevar por esto, cerrando sus ojos y correspondiendo con timidez a aquellos besos. Era un inexperto en esa clase de cosas, pero no quería parecerlo delante del apuesto militar, dejándole que mordiera su labio inferior y besándole más, ladeando su rostro a fin de profundizar esa unión de labios.
-Gruñó suavemente para inducir un poco más al príncipe, ése beluguita tierno le sacaba el depredador que llevaba dentro de a instantes, magnetismo puro. Ahora sí podía decir que a la realeza si la cuidaban bien, con solo tocar ésa delicada piel pudo avierguarlo-
-Relamió uno de sus colmillos y repitió el incidente con el muerdago, solo que está vez dejó una mordida suave en el labio ajeno-
— ¡Si! Tengo curiosidad por saber cómo se aparean en la superficie u///u ¿Es algo malo eso? — Le dijo, sonrojándose al ver cómo Red le observaba directamente al tomarle de su mejilla.
