—¿Cómo le ibas a hacer? ¿Te ibas a hacer crecer un brazo en la espalda.?

-Algunos rasguños estaban a la altura de sus lumbares y a medida que iba avanzando con sus dedos iba esparciendo por cada raspón, la pócima era algo así como un aceite que hacía resbalar bien sus falanges y dar alivió a Daleth-

—No te preocupes, he curado a más hombres de los que desearía..

-Su profesión lo llevaba a tener que ver cosas un tanto perturbadoras pero cuando había batallas así era y una expresión tranquila como la del can en ése instante ayudaba-